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Francesco Tristano, el pasado jueves en el Auditori de Lleida.

Francesco Tristano, el pasado jueves en el Auditori de Lleida.J.C.

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EXPERIMENTAL

Artista: Francesco Tristano.

Sala: Auditori Enric Granados de Lleida.

Fecha: 2 de marzo

★★★★☆
Conocimos a Francesco Tristano hace mucho tiempo, a principios de la década pasada, como miembro del trío Aufgang, con dos pianos de cola y una batería, conformando una formación experimental que, ya entonces, se nos antojó la mar de sugestiva e interesante. Acudieron a actuar a Lleida, en este mismo escenario, el Auditori Enric Granados, para ofrecer una actuación que, a la postre, me dejaría tan impresionado ya que, entonces, poco o nada conocía de ellos. Han pasado los años y en esta ocasión, en formato de piano solista, el artista luxemburgués ha vuelto para demostrarnos su estado actual de forma y cómo suena este último espectáculo suyo, a caballo entre la música culta y la electrónica, en una simbiosis musical llena de hermosura y, hasta cierto punto, adictiva. Presidió la sesión, la proyección de un amanecer frente al mar, grabado en tiempo real, que estuvo acompañando la hora y media generosa de duración. Mientras, Tristano se dedicó a deambular por la música del barroco temprano, al amparo de músicos de su absoluta devoción, aunque poco conocidos de la multitud, como Girolamo Frescobaldi, Orlando Gibbons o Jan Pieterszoon Sweelinck, picoteando, mientras, temas propios de sonoridad más contemporánea, hasta completar un repertorio arriesgado, aunque ameno. En ciertos momentos, el abanico ambiental se fue abriendo a la electrónica, mezclando el piano clásico con efectos y pre-grabaciones, todo más cercano a la avant garde y a John Cage, a quien dedicara aquel álbum soberbio titulado Bachcage, en el que puso en relación al rompedor compositor norteamericano con Johann Sebastian Bach, su máxima influencia musical de toda la vida.

A juzgar por la reacción entusiástica del respetable, en su conjunto, todo lo visto y lo escuchado fueron del agrado de la mayoría, pues se premió la actuación con una cerrada ovación y hasta algún vítor. Cosa nada baladí, tratándose de un show a base de ese tipo de música tan poco convencional y provocativa, que puede gustar, pero no de forma unánime por su cierta complejidad y aristas. A lamentar, únicamente, las localidades vacías, oportunidad perdida, pues, para los que no acudieron a gozar de este artista y de la clase excepcional de shows que suele protagonizar.

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