FOLK-ROCK
Artista: Nick Mulvey.
Sala: Cafè del Teatre.
Fecha: 26 de marzo
Siempre ocurre. Cuando se trata de hacer balance de un evento como el MUD, una de las manifestaciones musicales más variadas e interesantes de nuestro calendario, la cuestión es aprovechar el comentario sobre el espectáculo que lo ha cerrado, analizando cómo ha ido todo en conjunto y tratando de sacar las conclusiones pertinentes. En este caso, Nick Mulvey, el artista designado para cerrar –ya lo avanzo, con nota bastante alta– este MUD de afortunada programación, estructurada a partir de un cartel equilibrado en cuanto a variedad de estilos y personalidades, con artistas de aquí y de allí, y sonoridades muy dispares que es lo que los aficionados valoramos cuando nos acercamos a acontecimientos de esta índole buscando diversión y experimentación, a partes iguales. Si añadimos, muy importante, la sensación de que esta edición empezó a vislumbrar un cambio generacional de espectadores, más jóvenes que de costumbre, la conclusión es que la cosa va bien y se augura buen futuro a esta historia. En el caso del guitarrista, compositor y cantante de Cambridge muy poquito sabíamos de él, aparte de su experiencia como percusionista en la banda Portico Quartet, que le granjeó cierto prestigio en el ámbito
indie, antes de iniciar su andadura como solista hace siete u ocho años. Simon, mi antiguo profe de inglés, con quien coincidí a las puertas del concierto, me explicó el auge que Nick Mulvey estaba atesorando en el Reino Unido en los últimos tiempos, habiéndose convertido en una especie de artista de culto en los circuitos especializados del folk-rock anglosajón. Algo de eso debe ser verdad, porque el Cafè del Teatre de l’Escorxador registró una buenísima asistencia, mucha de la cual la conformaron británicos instalados aquí o de paso, quién sabe..., a tenor de que en todos los corrillos se escuchaban comentarios exultantes en el idioma de Su Graciosa Majestad. Pues eso. Disfrutamos de verdad de un artista de lenguaje musical y ritmos muy contemporáneos, que supo enganchar a la perfección al público, haciendo gala de su gran exquisitez compositiva y de una frescura personal casi hipnótica. Poca broma.