Fiel a su cita anual con el jazz, la Universitat de Lleida acogió en el salón de actos del rectorado una actuación de las de tomo y lomo. En esta ocasión el
star convidado no era otro que el sensacional trompetista norteamericano Eddie Henderson, una vieja gloria de 83 añazos, pero – vaya por delante– en un estado de forma realmente excepcional. Una larga trayectoria musical, sin duda, y el hecho de haber convivido profesionalmente con nombres tan importantes de la historia del jazz como Duke Ellington, Herbbie Hancock, Pharoah Sanders, los Jazz Messengers de Art Blackey, McCoy Tyner, Max Roach, Benny Golson o Dexter Gordon, entre muchos héroes más, sin entrar en su faceta como médico pues fue psiquiatra de John Coltrane, Miles Davis o Thelonious Monk, poca broma… Lo cierto es que su actuación en Lleida fue memorable, flanqueado por un trío que completaron de forma magnífica el pianista húngaro Matyas Gayer y una sección rítmica compuesta por el británico Arne Somogyi al contrabajo y por el batería irlandés Stephen Keogh, viejo conocido este de la afición local, por sus constantes presencias entre nosotros para actuar.
En un ambiente de expectación e ilusión máximas por la presencia de músicos de cuño jazzístico tan importante, la sesión se desarrolló a buenísimo nivel interpretativo ejecutándose todo con un mimo melódico encomiable, no exento tampoco de pasajes de ductilidad que llamaron también la atención. Fueron casi dos horas flipantes, a base de composiciones originales propias; esa clase de materia prima de tamaña magnitud que los aficionados deseamos escuchar a menudo pero que no siempre se pone a nuestra entera disposición. En fin, recordar lo de siempre hablando de jazz en estos parajes… la enorme suerte que tenemos en esta bendita ciudad, de contar con un promotor del género tan diligente y cuidadoso.
La próxima medalla de la ciudad para él, que ya le toca algún reconocimiento. ¿No creen?