CRÍTICADEMÚSICA
Sofoco roquero
Como muy bien pudimos comprobar en su última presencia en Lleida, todos los que tenemos a Barrence como uno de los máximos exponentes del género, su estado de forma y entrega en vivo son óptimos, descargando energía a raudales y luciendo esos divertidos gestos y poses boxísticos que se han convertido en seña de identidad intransferible del orondo singer de Florida. Aún cuando la sala no llegó a llenarse a la altura que la banda sin duda se merecía, el centenar generoso de espectadores que sí que acudimos gozamos con su furiosa entrega vocal y la adrenalina instrumental que brindan siempre, haya mucho público o menos, como en esta ocasión. Whitfield canta soul y rock a velocidad endiablada con el mismo espíritu que todos esos héroes musicales antes citados que conforman el gran espejo donde siempre se mira, siendo el mítico Little Richard de quien más ha aprendido esa inigualable forma de aullar descontrolada y penetrante.
No querría, tampoco, pasar por alto el buen hacer de su extraordinario combo de apoyo, The Savages, un cuarteto clásico de rock y rhythm and blues que aporta gran potencia a los números con sus guitarras afiladas, una base rítmica profunda y envolvente y el apoyo de un saxo brillante, que eventualmente también adquiere notoriedad solista. En fin, casi dos horas de sofoco roquero, un Whitfield y su gente en magnífica forma y el convencimiento de que conciertos como este son los que dan sentido a nuestras innumerables horas por los clubes.