La mar de satisfechos
JAZZ
★★★★✩
Este curso 2023-2024, la programación cultural de la Universitat de Lleida, abierta a su comunidad y a toda la ciudadanía, ha visto operar una renovación en sus carteles musicales regulares, ensanchando su abanico estilístico a géneros más modernos que la música clásica y la ópera, que durante muchos años la habían acaparado, aunque muy bien y con estupendos intérpretes, por cierto. Así, las denominadas Temporadas Musicales han dado paso, este año, a unos nuevos Ciclos Musicales en los que conviven, además de la clásica, que por supuesto se mantiene aunque con menos presencia que antes, la canción de autor, el folk, la música céltica o el jazz, que se ha integrado al paquete tras muchos años de ir por libre como una especie de islote flotando a su aire en medio de todo. El caso que nos ocupa, pues, es la actuación universitaria jazzística de 2024, protagonizada por un cuarteto cuando menos llamativo en el que lo más destacado ha sido la sugerente simbiosis observada entre veteranía y juventud, una fórmula que, como demostraron todos los artistas que la protagonizaron –los ‘viejos’ Alfons Enjuanes e Ignasi González y los ‘jóvenes’ Roger Gutiérrez y Pau Lladó–, resultó ser magnífica en su factura de combo y de gran altura técnica por lo que respecta a la pericia individual de todos y cada uno de los participantes. Qué vamos a decir de la compatibilidad y excelente tempo exhibidos por González al contrabajo y Gutiérrez en la batería para crear la base rítmica perfecta para que ambos solistas, la guitarra de Enjuanes y el saxo alto de Lladó, camparan a sus anchas, recreándose en composiciones de héroes jazzísticos como Telonious Monk, John Coltrane o Charlie Parker, entre otros, y en piezas originales propias, algunas compuestas por un Lladó sorprendentemente maduro en estas lides de escritura, pese a su innegable e intrépida bisoñez. La sesión, no cabe duda, cumplió con todas las expectativas artísticas planteadas, haciendo reaccionar con gran entusiasmo al numeroso público asistente, entre el que destacó la presencia de muchos ‘fans’ de los jazzmen más jóvenes, que no pudieron ni quisieron disimular su fogosidad ante los aficionados de más edad, acostumbrados a mostrar sus impresiones y pasión con más decoro. En cualquier caso, sesión jazzística de muy buena altura que nos dejó a todos los presentes la mar de satisfechos y con ganas de repetir más pronto que tarde.