Sencillamente sublimes
JAZZ
★★★★★
George Gershwin es uno de mis compositores preferidos del siglo XX y la ópera Porgy & Bess, junto a sus dos aportaciones más célebres, Un americano en París y Rapsody in Blue, de las obras llamémosles clásicas más sobresalientes de entre todo lo que llegó a componer en su, por otro lado, demasiado corta carrera, truncada prematuramente. Pero si algo muy importante debemos agradecer al compositor de Nueva York es haber sabido pergeñar una amalgama prodigiosa entre la música clásica de inspiración europea que tanto admiraba y el jazz y otras músicas populares afroamericanas inspiradas de su entorno. Trabajó básicamente con su hermano Ira, como letrista de cabecera, y entre sus composiciones musicales ligeras más notables figuran canciones como Swanee, Fascinating Rhythm, Embraceable You o I Got Rhythm, además de su imperecedera Summertime, incluida precisamente en la ópera que ahora nos ocupa. Cabe decir que en la época en que se estrenó, la década de los años 30, quizás por reflejar ciertos estereotipos raciales bastante manidos, no logró ni mucho menos el impacto y la notoriedad que sí que ha ido adquiriendo con el paso del tiempo, siendo considerada en la actualidad parte del repertorio de ópera estándar gracias al gran éxito obtenido tras su reestreno en el Metropolitan Opera el año 1985, con Grace Bumbry y Simon Estes como protagonistas. Acompañados por la estupenda Orquestra Simfònica del Vallés, dirigida por Víctor Pablo Pérez, que nos ofreció como aperitivo el Retrato de Lincoln de Aaron Copland, para contextualizar lo que venía a continuación, el trío jazzístico compuesto por Marco Mezquida, David Xirgu y Marko Lohikari llevó a cabo una nueva lectura de la inmortal partitura de Gershwin, recreando las partes vocales de la obra en unas improvisaciones instrumentales sencillamente sublimes. Y es que no nos cansamos de admirar el enorme talento técnico y melódico del pianista menorquín, aún fresco en nuestra retina su espectacular concierto de piano solo en el Espai Orfeó de hace un par o tres de años. El caso es que en este nuevo acercamiento al Porgy & Bess, interpretado a lo grande por la Simfònica del Vallès, y con este contrapunto jazzero de hipnótica maestría e intuición por parte de Mezquida, con la base rítmica perfecta del batería Xirgu y el contrabajista finés Lohikari, esta sesión atípica nos permitió disfrutar en plenitud de la grandeza de Gershwin y de una obra singular como esta, a la que el tiempo ha puesto merecidamente a su justa altura.