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Imatge del concert de Gossos. Trobeu el mòbil.JORDI ECHEVARRIA

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POP-ROCK

★★★★✩

Último concierto de Gossos en Lleida. Poco antes de los dos últimos de su carrera, los del apoteosis, en casa, en el Kursaal de Manresa. Allí habrá emoción y lágrimas. En Lleida también las hubo. Hubo emoción, por haber podido escuchar en directo y quién sabe si por última vez (yo diría que no) temas del rock en catalán que forman parte de muchas vidas. Seguramente también hubo algunas lágrimas, y no solo por la música y los recuerdos, sino por la sonoridad de nuestro Auditori Enric Granados. Tan inmaculado en la acústica, tan pensado y preparado, que hace bola cuando llega un grupo y enchufa tres guitarras y una batería (en el concierto de Els Pets ocurrió exactamente lo mismo). Prueba de ello es que la mejor voz de Gossos, Juanjo Muñoz, debía intuirse, y eso duele, sobre todo cuando El Camí, segunda de la lista, no suena bien. 

Fueron dos horas largas de concierto. Un repaso absoluto a más de 30 años de carrera y que fue transversal musicalmente para todas las generaciones que casi llenaron el Auditori y transversal también en intensidad. La contundencia inicial de las guitarras dio paso al rincón acústico que rememoraba los primeros discos que, con una iluminación esmerada, acercaba el espacio casi hasta la intimidad del vis a vis. Si se cerraban los ojos se intuían velas, humo de algún cigarrillo y mucho más pelo en las cabezas. Tras la ilusión del pasado, volvieron con la fuerza de los instrumentos enchufados al ritmo del metrónomo del batería Serratosa. 

No hace falta repasar demasiado el repertorio que interpretaron. No importa. Quien lea esto y conozca su trayectoria no se equivocará demasiado adivinando qué tocaron, a pesar de que un servidor soñaba con La nit s’acaba en el tramo final. Y no. Preeminencia, eso sí, del disco Oxígen, que significó tantas cosas para los manresanos.

Natxo, Juanjo, Roger, Oriol y Santi, gracias por todo lo que nos habéis regalado. No solo en el último concierto en Lleida sino a lo largo de los años por las tierras de Ponent. Desde los reducidos y brutales en Slàvia hasta los intimistas y redondeados en el Cafè del Teatre. Parte y testigo de una etapa. ¡A reviure!

Quiero acabar con un agradecimiento. No a Gossos, que también, sino a la señora que dos filas más allá dio por el saco al resto grabando todo el concierto con el móvil. Gracias por demostrar sus habilidades en horizontal y vertical, y con una o dos manos. Desde aquí le deseo que ojalá disfrute y se mire muchas veces los deficientes vídeos que grabó. Ojalá alguien del Auditori hubiera estado un poco atento. Un abrazo.

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