Auténtico resistente
POP
★★★★✩
Desde sus frondosos años como líder de los Wyskin’s y sus muy reseñables ocho álbumes en tres lustros largos de trayectoria, sobre todo los de la última parte de aquel camino creativo –a saber, On (2004), Souvenirs (2005) y Reus-París-Londres (2007)–, en el que el grado de madurez alcanzado por la banda les acabó colocando en los primeros escalones del top musical de la música de Catalunya cantada en idioma propio. Además, aquella indisimulada sonoridad pop de reminiscencias sixties, de melodías imbatibles y buenas armonías vocales, hizo que numerosos seguidores de la música de aquella década dorada los escogiéramos como preferidos durante la primera década del siglo XXI. En ese tiempo, Masdéu ya hizo gala de un talento compositivo remarcable, característica que, cuando el conjunto de Reus decidió disgregarse, le empujó lógicamente a iniciar una brillante carrera en solitario que dura hasta ahora mismo y que también ha obtenido muy estupendos réditos con otros cinco discos de larga duración, entre ellos uno que revisaba, con nuevos ropajes instrumentales y arreglos distintos a los primigenios, algunas canciones de la banda que le hizo popular. El que vino a promocionar en su última visita a Lleida, titulado El dies que vindran (2022), apareció justo tras la pandemia y son temas de cantautor pop-folk de escucha muy agradable y con letras aparentemente sin complicación, pero que cuando uno las desgrana con cierto detenimiento se da cuenta de que retratan un mundo introspectivo y más interesante de lo que pudiera pensarse. Lástima que la actuación coincidiese en día y hora aproximada con varios eventos locales, el más “peligroso” de todos, el show de cierre del Festival JazzTardor, con todo un figurón como Paquito D’Rivera, que le robó público que –estoy seguro– en otras circunstancias hubiese acudido al Espai Orfeó. Sin amilanarse por actuar en petit comité, varias docenas a lo sumo, el cantante, compositor y guitarrista dio pese a todo lo mejor de sí mismo y derrochó finísimo humor por su “mala pata” vespertina, ofreciendo en conjunto, pese a todo, un muy bonito espectáculo de guitar man y voz, con pedales y artilugios electrónicos varios para sonar acompañado y brillante, lográndolo sin duda. En resumen, por las circunstancias, un concierto intimista pero que fue muy del agrado de todos los presentes que apreciamos la enorme talla de artista de un Joan Masdéu, curtido en cien batallas y que se ha convertido en un auténtico resistente en medio de este presente muy raro en lo musical y plagado de gente tan mediocre artísticamente como maleducada en su actitud desafiante habitual.