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JAZZ

★★★★✩

CaixaForum Lleida es un espacio cultural y de exposiciones multidisciplinar donde se celebran toda clase de eventos. De vez en cuando, también musicales, pero no como meros conciertos que uno va a presenciar y a escuchar, simplemente, sino porque los programadores de esta entidad apuestan siempre por ir más allá del hecho musical, convirtiendo cada cita, además, en un acto didáctico. Es decir, para aprender cosas a la vez que se disfruta con toda clase de estilos. Así, normalmente, las actuaciones se acompañan de algún especialista que explica el por qué de las cosas, introduciendo a los artistas oficiantes, moderando un diálogo con ellos, entre pieza y pieza o justo al final, proponiendo turnos de palabras animando al público a comentar o preguntar. Como esta fórmula participativa es apta para todos los públicos, en muchas ocasiones, en los denominados conciertos familiares, el objetivo primordial es introducir a los más pequeños en la música en directo, para que vean quién la ejecuta y para familiarizarlos con tal o cual estilo, desde la clásica al pop. Pues bien, en este ciclo en concreto, la gente que abarrotó el auditorio tuvo la oportunidad de introducirse en un subgénero jazzístico, quizás de los peor conocidos, el jazz manouche, pero que gracias al guitarrista belga de etnia gitana Django Reinhardt, uno de sus principales impulsores, ha logrado que trascienda, creando escuela, y que muchos intérpretes jóvenes sigan su estela y lo divulguen desde aspectos de modernidad. En Catalunya y España, cómo no, contamos con algunos músicos buenísimos que se han especializado en este tipo de jazz, como Albert Bello y Oriol Saña, que llevan ya un buen puñado de años centrados en el jazz manouche e inspirados en la obra de Reinhardt y de su compañero de correrías, el violinista francés Stéphane Grappelli, amén de investigar el trabajo y la obra de muchos otros jazzmen catalanes de entre guerras para rescatarlos del olvido. El cuarteto que Bello y Saña han formado para estos fines se completa con el contrabajista Joan Motera y el jovencísimo guitarrista rítmico Quim Martínez, alumno aventajado de la Escola de Música-Centre de les Arts de L’Hospitalet de Llobregat, donde todos han confluido en distintos roles y desarrollan su actividad. Presentada y moderada por el dinámico comunicador Xavier Chavarría, la sesión se desarrolló de forma muy amena y distendida gozando de lo lindo con este combo que revive, como ya hemos apuntado, la época dorada del jazz en nuestro país, influenciado por la sonoridad del Hot Club de France, referente ineludible que revolucionó París y el jazz europeo durante las décadas de los 30 y 40. A destacar la sonoridad acústica del cuarteto, a base tan solo de instrumentos de cuerda, que se distingue del jazz clásico estadounidense que se apoya en un concepto más rítmico y preponderante de batería e instrumentos de viento y metal, aspectos e ideas que, sobre todo Saña, musicólogo y profesor de historia de la música, se encargó de explicarnos, la mar de bien por cierto.

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