Buenísimos momentos
JAZZ
★★★★✩
Permítanme que, en esta ocasión, ocupe parte importante de mi columna de crítica musical con una reflexión en voz alta respecto a la inesperada y desagradable noticia que acabamos de recibir de que el Pub Antares cesará sus actividades coincidiendo con el final del año 2024 [está previsto el último concierto hoy domingo]. Las razones técnicas del hecho en sí, según nos explicó Guillem Muedra, responsable de la programación e incansable animador de esta mítica sala, minutos antes de que los cuatro miembros del Alfons Enjuanes Quartet saltaran al escenario, radica, al parecer, en que la actual normativa municipal para locales de esta índole ya no es la misma que tuvieron que observar los anteriores titulares del Antares al llevar a cabo hace unos años una profunda reforma de mejora. Ahora, al parecer, el ayuntamiento exige regularizar la situación a Muedra que, sin comerlo ni beberlo, ni haber tenido información previa al respecto cuando se hizo cargo del Antares, ve alzarse ante sí un auténtico muro que no se ve con ánimo ni fuerzas suficientes para sortear, habiendo decidido tirar la toalla.. No obstante, se están haciendo gestiones para encontrar quien quiera tomarle el relevo y aceptar el reto de solucionar el problema referido para que el Antares no baje el telón definitivamente y deje a la ciudad sin un espacio tan singular del que todos nos beneficiamos, músicos y espectadores. Al llegar, las caras de Xavier Monge o Ignasi González al enterarse de la noticia fueron un poema pues, para el jazz ponentino, la cuestión es toda una tragedia por ser un auténtico reducto del género en el que tantísimos músicos locales y foráneos han protagonizado conciertos y legendarias jam-sessions, que probablemente no volverán a repetirse. También otros estilos, como la canción de autor, el folk o la tradicional pagarán el plato roto, sin hablar de los nuevos valores de todas estas músicas que en el Antares hacían sus primeras armas. Una pena, en fin.. El caso es que la cita musical de día tan aciago estuvo, sin embargo, a la altura de las circunstancias y la enorme calidad de los oficiantes –Alfons Enjuanes, guitarra; Ignasi González, contrabajo; Roger Gutiérrez, batería; y Xavier Monge, piano– nos hizo olvidar el disgusto, al menos por unos minutos, a base de muy buenas y elegante interpretaciones jazzeras, con un sonido muy apegado al gran Wes Montgomery, héroe indisimulado para este veterano guitarrista leridano que hace de su música, un continuo homenaje. Unos cuantos estándares, algún tema propio, y un sorpresivo villancico cantado por Joana Cebolla, en estado de buena esperanza, que se sumó al cuarteto en el ecuador del recital, lograron que todos disfrutásemos de la sesión, haciéndonos recordar otros buenísimos momentos vividos entre estas cuatro paredes.