Grata velada
JAZZ
★★★★✩
Si en casa no tenemos sitio mejor a donde ir para escuchar buena música, no le hacemos ascos a otras opciones, aunque sea un poco más lejos de Lleida, siempre que la propuesta valga la pena y mucho, como ha sido el caso de nuestra más reciente excursión a Binéfar este pasado fin de semana. Y es que se trataba de una buenísima oportunidad como era poder ver en acción de nuevo a uno de nuestros baterías jazzísticos de cabecera. Hablamos del gran Gonzalo del Val a bordo de otro de sus atractivos y sugerentes proyectos; en este caso en formato de trío acústico acompañado de dos también excelentes músicos como el conocido contrabajista de Monzón, Javi Callén y el, no menos prestigioso trompetista de ascendencia francesa pero afincado en Barcelona desde niño, Raynald Colom. Ante tamaña propuesta artística, no nos costó demasiado, pues, agarrar el coche y acercarnos a visitar a nuestros vecinos de la Franja para, de paso, descubrir este nuevo espacio de música en directo denominado Bar Binéfar 77, que gestiona una muy animosa asociación cultural recreativa homónima, la cual, sin ánimo de lucro, se ha empecinado en promover conciertos de pequeño formato, pero con artistas de tanto prestigio como los de esta ocasión que ahora pasamos a comentar. Con muy buena acogida de un público extremadamente receptivo y educado, razonable buena acústica y, eso sí, una iluminación ambiental sin duda mejorable, este notable trío encabezado por el músico, instrumentista y compositor de Miranda de Ebro, desgranó un repertorio agradabilísimo basado en dos de sus entregas musicales de estudio sus más recientes, tituladas Tornaviaje (2022) y Lamentos mestizos (2024) que ilustran a la perfección la atinadísima capacidad y belleza compositiva de este creador fuera de serie, de larga y contrastada trayectoria. A excelente altura interpretativa lucieron así mismo Callén y Colom quienes, cuando sus respectivos turnos de solista así lo requirieron, demostraron destreza técnica y una musicalidad y talento melódico dignos de consideración. El show fue de menos a más conforme los tres músicos iban entrando en calor y los asistentes, en justa correspondencia, respondíamos con aplausos crecientes, proporcionales a la valía y entrega demostradas. En resumen, una grata velada jazzística, en un espacio sin gran presencia decorativa o parafernalia accesoria, pero muy ameno y agradable para de lo que se trataba en cuestión y el firme convencimiento que si la entidad organizadora sigue anunciando tan buenos espectáculos repetiremos, sin duda, nuestras presencias musicales en Binéfar.