El rey del barrio

EL PADRINO DE HARLEM

Primero fue Black Caesar en 1973, película dirigida por Larry Cohen, que tomó prestados retazos de la vida del gángster Bumpy Johnson para trazar una historia, Blaxploitation, película de acción protagonizada por actores de color.

Su héroe era Tommy Gibbs que, tras salir de prisión, se convierte en el hombre con más poder de Harlem. Después, Ridley Scott, con American Gangster, resucitó a Bumpy ya en sus últimos días para centrarse en su mano derecha, Frank Lucas –papel interpretado por Denzel Washington–, pero han sido Paul Eckstein y John Ridley los encargados de dar forma a un criminal con buen corazón como Ellsworth Bumpy Johnson en la serie El padrino de Harlem.

Un tipo que durante tres décadas, entre 1930 y 1960, controló las calles de aquella zona residual neoyorkina, exceptuando los diez años que pasó en la prisión de Alcatraz. Esta magnífica serie, sólida como un muro de hormigón, arranca con un Bumpy Johnson liberado en 1960, habiendo dejado atrás sus enfrentamientos con mafiosos como Dutch Schultz o alianzas con Lucky Luciano.

Bumpy levantó de nuevo su negocio de apuestas, se metió en el tráfico de drogas y tuvo roces constantes con las familias Gigante, Costello y Bonano. Eran tiempos de Malcolm X, de Muhammad Ali, de la lucha por los derechos civiles.

El padrino de Harlem no es solo una serie de gángsters, es una mirada a la cara B de América, con un personaje interpretado por un Forest Whitaker en estado de gracia y con un reparto que da lustre a la serie, entre el que destacan Paul Sorvino o Chazz Palminteri.

Todo para mostrar corrupción, racismo, lucha por el poder y reivindicaciones en un país donde solo el que resiste gana y que creó seres como Bumpy Johnson, del que aún se suele decir: “¿Era un buen tipo? Por supuesto. ¿Era un mal tipo? Por supuesto".