EDITORIAL
Un mercado perdido
Llevamos años oyendo a expertos y políticos que el futuro de nuestra economía pasa por las exportaciones, por conquistar nuevos mercados y por introducir la producción de Lleida en economías emergentes y cuando se consigue una cuota de mercado en un país con tantas posibilidades como Rusia, se pierde de la noche a la mañana por razones ajenas al sector y sin que se perciba la menor reacción por parte de las administraciones públicas. Rusia decretó el veto a las importaciones de la Unión Europea en agosto de 2014 como respuesta a las sanciones que Europa le impuso por su intervención en Crimea y el conflicto con Ucrania y dejó en el aire las exportaciones de fruta en un año especialmente dramático para el sector en Lleida. Pero la situación sigue igual y el Instituto de Comercio Exterior ha estimado que el sector de la fruta dulce ha sido el más perjudicado y que solo en 2015 los fruticultores de Lleida han dejado de exportar 64 millones de euros al mercado ruso de un total de los 758 millones perdidos por el conjunto del sector agroalimentario. A esta cifra hay que añadir lo que ha dejado de exportar el sector cárnico y más especialmente el porcino y sus derivados, pero lo peor no son las pérdidas de una temporada sino que se sientan las bases para que el mercado sea complicadísimo de recuperar porque Rusia ha incrementado su productividad en estos sectores acercándose al autoabastecimiento y buscando otros proveedores en productos que por razones climáticos no puede cubrir su demanda. Se ha perdido un mercado y nuestro gobierno no ha movido un dedo en los últimos dos años, ha seguido las directrices de la UE pese a las pérdidas, mientras otros gobiernos sí reaccionaban con celeridad para garantizarse el suministro de gas pese a los vetos.La caída de BarberáLa que según Rajoy era la alcaldesa de España y que estuvo durante 24 años al frente de la tercera ciudad de España, Rita Barberá, anunció ayer que abandona el partido del que había sido abanderada, pero mantiene su escaño en el Senado. Se derrumba uno de los iconos del PP y muestra las miserias del partido de Rajoy.