Deberes escolares y sentido común

El anuncio por parte de la Confederación Española de Asociaciones de Padres del Alumnado (CEAPA) de convocar una “huelga” de deberes escolares los fines de semana de noviembre ha vuelto a poner sobre la mesa un debate que asoma periódicamente (acostumbra a coincidir con el inicio del curso) y en el que tienen buenos argumentos tanto los favorables a este refuerzo lectivo fuera del horario de clase como a los que se muestran contrarios a él. Por un lado están quienes opinan que este trabajo extraescolar permite afianzar lo aprendido en las aulas, mientras que sus detractores creen que la jornada de los alumnos ya está lo suficiente cargada puesto que a las horas lectivas deben sumarse las actividades extraescolares, cada vez más abundantes en las agendas de los pequeños. Sería difícil quitar la razón a unos o a otros puesto que todos tienen las suyas, pero lo que debería primar en este debate es el sentido común, tanto del personal docente como de los padres y madres, y optar por los deberes cuando sean necesarios y sin que perjudiquen la conciliación familiar ni recorten el tiempo de ocio que requieren los pequeños. Y no es que tengamos que volver a hábitos habituales en décadas anteriores, en los que “hacer codos” era prácticamente obligatorio a la salida de clase, sino que debe tenerse en cuenta la capacidad de aprendizaje de los alumnos, la atención que pueden llegar a recibir dependiendo de su ámbito escolar (mucho mayor en escuelas rurales puesto que disfrutan de ratios más bajas) y los métodos de enseñanza, que deberían ser capaces de convertir una obligación en una devoción.La tormenta de BalaguerLa capital de la Noguera despertó ayer sobrecogida tras los efectos de la devastadora tormenta que la noche antes, en solo 40 minutos, causó enormes daños en vías públicas, equipamientos, viviendas y comercios, aunque por suerte no se cobró víctimas. Ahora es el momento de hacer balance de los daños y resarcirse, pero será necesario analizar por qué 70 litros de agua por metro cuadrado, por muy súbitamente que caigan, pueden acarrear efectos tan dañinos.