EDITORIAL
Fira de récords y retos
Hoy abre sus puertas la 62 edición de la Fira de Sant Miquel, aunque la inauguración oficial se ha pospuesto hasta mañana para que sea el President Puigdemont quien la presida, y lo hace con buenas perspectivas ante lo que parece la salida de la crisis y también con retos importantes para asumir de cara al futuro. De entrada, es un año de récords porque se ha ampliado la superficie ferial en diez mil metros hasta llegar a los 74.000, también hay récord de expositores con 336, once más que en la edición del año anterior, como demostración de que la Fira es un buen escaparate para hacer negocio y también hay más actividades paralelas que nunca, hasta 60 entre jornadas técnicas, presentaciones o demostraciones. Paralelamente, también es un año de retos, por los claroscuros de algunos sectores presentes en el certamen, por las dificultades generadas en el sector por una sequía más pertinaz que nunca y por los problemas derivados de una crisis económica que no acaba de superarse y que también han sufrido con dureza la agricultura y la ganadería. La Fira de Lleida, desde su origen, va estrechamente vinculada a la evolución del sector agrario y también padece cuando hay problemas de cotización del producto, sea por desajustes entre oferta y demanda, como en el caso del porcino, o por la irrupción de productos foráneos o por normativas europeas que llevan años amenazando sectores como el lácteo o por vetos que no se resuelven o incluso por climatologías adversas. Todo influye en la Fira de Sant Miquel, que junto a los problemas estructurales del sector tiene que abordar retos propios comenzando por la presencia anual de los tractores, que se alternan con Mollerussa, siguiendo con la imprescindible ampliación de las instalaciones que incluye el nuevo pabellón, pero también más servicios y mejora de las actuales infraestructuras y la necesaria internacionalización del certamen. Unos retos que también implican una redefinición y una especialización, para que convivan la feria tradicional con sus aspectos lúdicos y de cita anual con el certamen especializado, en el que se cierren los negocios más importantes del sector agrario y se abran nuevos mercados. Para todo será necesaria la colaboración de la Generalitat, junto a la Paeria y Diputación, que ya se han comprometido. Es complicado, pero es el camino.