EDITORIAL
El sábado, investidura
Tras la más protocolaria que nunca ronda de consultas del rey, ya hay encargo formal y calendario de investidura. Hoy pronunciará su discurso el candidato Rajoy, el jueves se producirá el debate y la primera votación en la que previsiblemente el aspirante no alcanzará la mayoría absoluta y el sábado se repetirá la votación en la que le bastará obtener más apoyos que rechazos y en la que la abstención socialista, de todos como reclama la gestora o al menos de once, facilitará la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Se acabará la interinidad once meses después del fin de la legislatura anterior y tras dos elecciones y un tormentoso proceso en el que han quedado cadáveres políticos como el de Pedro Sánchez, defenestrado de su partido por mantener que un partido de izquierdas no podía facilitar la investidura del político de derechas en cuyo mandato se han vivido más casos de corrupción. Lo triste para los socialistas es que facilitarán esta investidura sin conseguir nada a cambio, será una abstención para evitar lo que sus barones han considerado que sería un mal mayor, la repetición de elecciones, y así han propiciado el “golpe” contra Sánchez, la división del partido y la entrega en bandeja a Podemos de la bandera de la oposición. Rajoy ni siquiera ha tenido que negociar, solo ha esperado que madurara la oposición interna a Sánchez y asumirá la investidura con 170 votos favorables y la abstención socialista.Y el PSC resistePocas veces se había visto tanta unanimidad en el PSC: 241 votos a favor de votar no a Rajoy y una sola abstención, aunque desde Madrid llegaba la advertencia de la gestora de que todos los diputados socialistas deben seguir el mandato del Comité Federal del domingo y abstenerse en la segunda votación. Como ironizó Miquel Iceta, no era imaginable que las relaciones entre PSC y PSOE se estropearan por la investidura de una presidente del PP, pero la política española tiene estas cosas. Es bueno que los socialistas catalanes recuperen la unidad perdida, que marquen su propia estrategia y que recuerden que son un partido autónomo y soberano.