La maldición del Morera

Hoy tiene que decidir el pleno de la Paeria el traslado del Museu Morera a su ubicación definitiva en el viejo edificio de la Audiencia en la rambla Ferran, pero debe pesar alguna maldición sobre esta entidad que el año que viene celebrará su centenario para que la polémica le acompañe. En esta ocasión ha sido la interpretación de ERC sobre el convenio de cesión del edificio para “usos administrativos”, rebatida desde la Paeria en el sentido de que se refiere a “usos de la administración” en los que se incluyen explícitamente los museos y paralelamente, la petición de la Plataforma d’entitats culturals de Lleida para que se aplace la decisión, se abra un debate y se reconsidere la posibilidad de ubicarlo en el Centre Històric junto a la Panera, como preveía el Pla de Museus. La polémica se reabre después de haberse celebrado una audiencia pública sobre el tema, de haberse anunciado el traslado a la Audiencia como forma de revitalizar la Rambla Ferran y dotar el museo de un edificio histórico, de haberse presentado el plan museístico, de haber solicitado fondos Feder a Europa e incluso de haber conseguido un compromiso de financiación de la conselleria de Cultura. Y después de un centenario de itinerancia en el que el Museu ha ido pasando por edificios como el IEI, el Mercat de Sant Lluís en la actual estación de autobuses, el Roser o el Casino, da la impresión de que reabrir la polémica cuando hay una alternativa viable y próxima obedece más a enfrentamientos que solo pueden perjudicar al Museu en un momento clave para su futuro. Esperemos que se imponga el consenso y el Morera tenga sede definitiva. Hay presidente y oposiciónFalta el trámite del sábado en que se formalizará la investidura de Rajoy con la anunciada abstención del PSOE, pero a falta de que se concrete el nivel de discrepancias entre los socialistas, ayer quedó claro que Rajoy se reafirma como el salvador de la estabilidad, Hernando tuvo que tragarse el sapo de justificiar la abstención cuando había sido el adalid del “no es no” y que Iglesias ha cogido la bandera de jefe de la oposición con entusiasmo y ganas de marcar diferencias.