EDITORIAL
Los retos del PSC
El PSC cerró ayer su decimotercer congreso con una ejecutiva de consenso en la que el alcalde de Lleida, Àngel Ros, repite como presidente, tras largas negociaciones entre Miquel Iceta, reelegido primer secretario, y su rival en las primarias, Núria Parlon. En su intervención final, Iceta reivindicó mantener los vínculos con el PSOE tras la crisis abierta a raíz de que los siete diputados socialistas catalanes votaran en contra de la investidura de Rajoy en lugar de abstenerse. A la vez, durante el fin de semana ha insistido en la necesidad de relanzar el partido a través de dos acciones: por un lado, impulsar un “reagrupamiento socialista” que priorice los pactos de izquierda en el Parlament y el Congreso; y por el otro, ofreciéndose para representar a los catalanistas desencantados con el giro independentista de la antigua CDC. Tras la sangría de votos y militantes que el PSC ha sufrido en los últimos años, víctima de sus virajes e indefinición sobre el eje nacional que ha centrado el debate político, la propuesta de Iceta para sentar las bases de la recuperación parece en teoría razonable. El problema es que una cosa es la teoría y otra la práctica. Y el principal problema para articular la unidad de la izquierda seguirá siendo el eje nacional, porque el propio Iceta ha dejado claro que su apuesta es federal, mientras que los comuns defienden el referéndum. Además, a la hora de recuperar terreno deberá afrontar la dura competencia que supondrá la próxima puesta en marcha del partido auspiciado por Ada Colau, que como coalición se ha impuesto en las dos últimas elecciones generales en Catalunya, en las que el PSC ha quedado relegado al cuarto lugar en diputados y al tercero en votos. El Lleida Esportiu debe recapacitar El Lleida Esportiu ha iniciado la temporada con unos resultados lamentables, pero la trayectoria que sigue a nivel social es peor con un divorcio total entre los dueños del club y las peñas, que se traduce en una presencia de público todavía más paupérrima de lo habitual. Sin entrar a buscar culpables, los que dirigen la entidad deberían ser conscientes de que, sin apoyo social, el club será difícilmente viable.