Peligro en la carretera

Más de 200 personas participaron ayer en el segundo corte de la carretera N-240 para reclamar una solución que evite la sangría de víctimas mortales en esta vía (28 en tan solo ocho años), la última de las cuales fue una joven de Les Borges Blanques a mediados del pasado mes de octubre. Las soluciones pasan o bien por desdoblar el actual trazado o bien liberar el peaje de la A-2 entre Lleida y Montblanc. Cada opción tiene defensores y detractores pero, sea cual sea por la que se decante, urge una decisión ya para frenar la alta siniestralidad en una de las vías de comunicación vitales del llano de Lleida. Tras casi un año sin gobierno y ya constituido el nuevo ejecutivo central con la correspondiente reestructuración de los ministerios, una de las prioridades de las autoridades leridanas debe ser exigir a los nuevos responsables de esta cartera que planteen de una vez por todas soluciones factibles y con sus correspondientes plazos de ejecución y partidas económicas, ya que la actual situación es totalmente inaceptable.

Porque cuando hablamos de siniestralidad normalmente solo nos referimos a los fallecidos en las carreteras, pero el drama va mucho más allá y se extiende como una mancha de aceite. Precisamente esta semana, coincidiendo con que ayer se celebraba el Día Mundial de las Víctimas de los Accidentes de Tráfico, publicábamos un informe según el cual los siniestros se cobraron 51 vidas el pasado año en Lleida (este ya llevamos contabilizadas 27) pero también causaron heridas de diferente consideración a más de 1.700 personas, muchas de las cuales han visto cómo cambiaba su vida radicalmente a causa de los accidentes que padecieron. En este sentido, el conseller de Interior, Jordi Jané, incluso llegó a pedir que el concepto de “víctimas de tráfico” se amplíe a familiares y allegados, porque igualmente sufren de forma más o menos directa las consecuencias de estas tragedias. En resumen, son necesarias las mejoras viarias como las que venimos reclamando para la N-240 pero también lo son campañas de prevención por parte de las autoridades, así como una mayor concienciación de los conductores sobre los peligros y riesgos que supone el hecho de ponerse al volante de un vehículo sin tener alerta todos los sentidos.