EDITORIAL
Urge proteger la Cova del Tabac
Aunque la cruz gamada, tristemente identificada con el nazismo, sea un símbolo ancestral y milenario, nada tiene que ver con las pinturas que los hombres y las mujeres de la Edad del Bronce dejaron en la Cova del Tabac, en el municipio de Camarasa, cuyo valor llevó a la UNESCO a declararlas Patrimonio de la Humanidad en 1998 junto con otros yacimientos que configuran el Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. La presencia de una esvástica en este recóndito enclave del Prepirineo responde al último acto vandálico que ha sufrido hace escasas semanas y que también incluyó algunas rayas pintadas con spray en las paredes. La alcaldesa, Elisabet Lizano, explicaba a este periódico hace poco que el difícil acceso y la falta de recursos hace muy complicado el mantenimiento y la protección de esta joya del patrimonio. La cueva contiene una docena de motivos pintados con trazo simple y color rojizo que forman parte del Arte Esquemático propio del Neolítico y uno de los tesoros de la Noguera por el que alguien debe velar antes de que sea demasiado tarde. Y a quien primero corresponde actuar y de forma rápida es a la Generalitat, que debe destinar partidas de forma urgente para preservar este tesoro. Italia cambia de timónPaolo Gentiloni, hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores, ha recibido del presidente de la República, Sergio Mattarella, el encargo de formar el próximo gobierno de Italia. Gentiloni lo ha aceptado y se espera que pueda prestar juramento en breve tras la renuncia de Matteo Renzi por su derrota en el referéndum sobre la reforma constitucional que proponía. Los retos que afronta Italia ya no se centran solo en la excepcionalidad de emergencia económica de hace dos o tres años, aunque la deuda sigue siendo muy elevada, sino en la división que vive el país tras la dura campaña de la consulta fracasada para recentralizar el poder en Roma. Un reto complicado pero imprescindible para que unos de los países estandarte de esta Europa en crisis pueda retomar el pulso de la unión y la libertad que la identifican.