EDITORIAL
Las recetas del FMI
Después del paquete de medidas fiscales de Montoro con nuevas tasas y subidas de los impuestos especiales para aumentar la recaudación, ahora han llegado los “hombres de negro” del Fondo Monetario Internacional para hacer sus “recomendaciones” en materia económica que, como ya es habitual, pasan por subir el IVA y controlar el déficit, después de considerar que el gobierno español ha cumplido los deberes marcados en la anterior revisión con la única salvedad del déficit y del aumento de la deuda pública, que en su opinión deja a la economía española “muy vulnerable a las perturbaciones exteriores”. El Fondo Monetario y su institución complementaria, el Banco Mundial, nacieron para fomentar la cooperación monetaria, garantizar la estabilidad cambiaria y facilitar la expansión y el crecimiento del comercio, pero en la práctica se ha convertido en un gigante financiero que vela por la ortodoxia del capitalismo y que impone en los 189 países miembros políticas más tendentes a mantener el orden –y la brecha– existente que a fomentar el desarrollo y el crecimiento de los países más pobres, llegando incluso a apoyar algunas dictaduras. Se ha criticado al FMI su alto grado de pensamiento doctrinario y la defensa de la autoregulación de los mercados para eliminar posibles problemas y así, pese a todos los instrumentos de análisis de que dispone, ni avanzó la magnitud de la crisis, ni después recomendó medidas efectivas. Sus recetas han girado siempre en torno a la austeridad, pero sin predicar con el ejemplo porque sus últimos tres máximos responsables, Rato, Strauss-Kahn y Lagarde se han visto involucrados en procesos por corrupción. Pese a todo, sus informes tienen carácter de dogma para muchos gobiernos porque de su cumplimiento depende la llegada de recursos financieros y ahora sus técnicos vuelven a reclamar una subida del IVA, considerando que hay margen con los productos que se acogen al tipo reducido pese al impacto que representaría y aunque eluden hablar de recortes también plantean “una revisión en profundidad del gasto, sobre todo en sanidad y educación”. También critican el exceso de la contratación temporal, pidiendo reformas que hagan atractiva la contratación indefinida, pero su receta, una vez más, es aumentar los ingresos tanto con el IVA como con los impuestos especiales, y gastar menos en servicios básicos. Y el año que viene volverán a pedir más de lo mismo.