EDITORIAL
Muerte de un ciclista
Mientras los accidentes de todos los vehículos han descendido en los últimos años, los de bicicletas aumentan, hasta el punto de que se han multiplicado por dos en cinco años en toda España, según cifras de Tráfico. Lo más preocupante es que ocho de cada diez niños que sufrió un percance en bici no usaba el casco. La radiografía de los siniestros en los que se vieron implicados ciclistas durante el lustro evidencia un ascenso continuado, al pasar de los 2.964 en 2008 a 5.806 en 2013, la mayoría ocurridos entre semana, aunque es durante el fin de semana cuando se acumula el mayor porcentaje de heridos graves y muertos. Siete de cada diez accidentes se produjeron en núcleos urbanos, si bien no fue en las ciudades donde hubo más fallecidos, sino en las carreteras convencionales. La mayoría se registraron en rectas, donde resultaron también la mayoría de heridos, pero fueron las curvas donde hubo más muertes. Además tras escrutar todos los factores de los accidentes con algún ciclista involucrado, en el 60% de los casos el usuario de las dos ruedas no había tenido la culpa, es decir, no había cometido ninguna infracción. Las distracciones están detrás del 89,3% de la accidentalidad con ciclistas implicados. El uso de la bici como ocio de fin de semana y medio de transporte ha crecido notablemente en los últimos años gracias a iniciativas de diferentes ayuntamientos, clubes y cambios de hábitos sociales y económicos, sin embargo, sigue habiendo mucho desconocimiento sobre lo que está o no permitido. En cuanto a Lleida, 14 ciclistas han perdido la vida en las carreteras leridanas desde 2010. El último siniestro de esta lista negra ocurrió el pasado día 11 de marzo cuando falleció un vecino de Agramunt, a quien ayer recordaron con una marcha. Las cifras hablan por sí solas y compete ante todo a Tráfico adaptar la normativa actual a la realidad. Hay que hacer respetar las distancias de seguridad y aumentar las sanciones si procede. Las campañas del cinturón de seguridad solo funcionaron cuando se penalizó a los infractores y hoy en día ya nadie duda de la bondad de la medida. Lo mismo debe hacerse con las bicicletas. Por otra parte, los ciclistas deben también aportar su grano de arena y ser conscientes de que por mucha prioridad que tengan, la precaución y la prudencia son las mejoras compañeras, tanto al volante como al manillar.