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La denuncia de un exjugador del Lleida y el sorprendente resultado de un 12-0 en el partido de Segunda B Barcelona B-Eldense, ha puesto sobre el tapete el espinoso tema de las apuestas deportivas ilegales y la posibilidad de amañar resultados para favorecer a los apostadores informados del engaño. En este caso, evidentemente, no se trataba de adivinar el ganador, algo obvio porque jugaban el líder y el colista de la categoría, sino de apostar por la diferencia de goles porque las apuestas han alcanzado tal nivel de sofisticación que se puede jugar dinero en función de quién ganará, cuándo, cómo lo hará y cualquier otra variante que sea susceptible de opiniones o riesgos encontrados. El fenómeno ha ido a más y las apuestas deportivas se han convertido en uno de los grandes negocios que incluso financian eventos, patrocinan equipos y organizan acontecimientos deportivos porque mueven muchísimos millones. Aunque es complicada una evaluación objetiva, se habla de que en la última Eurocopa de fútbol se movieron 68.000 millones de dólares en apuestas, con una media de más de mil millones por partido, y aunque el negocio es legal y autorizado, siempre hay lados oscuros que salen esporádicamente a la luz como cuando se denunció hace un año el escándalo de los amaños en el tenis en el que se vieron involucrados hasta 16 jugadores que habían estado entre los 50 mejores del ranking y que cobraban 50.000 dólares por derrota. En el fútbol, Italia se lleva la palma de los escándalos y no les ha temblado la mano en aplicar sanciones duras a equipos históricos y punteros, como el Milán, descendido en 1980, o la Juventus en 2006, aunque tampoco han conseguido solucionar el problema porque el año pasado fueron detenidos 50 jugadores de la segunda división por su posible implicación en apuestas ilegales. El negocio ha bajado de categoría para buscar más opacidad y evitar las sospechas que puede infundir un partido de la máxima. Sería de ingenuos pensar que en España no se producen fenómenos similares, aunque sí es evidente que no se han investigado con el mismo rigor porque hasta ahora no se han obtenido más resultados que el caso denunciado, aunque se estima que en España se mueven unos 5.000 millones de euros al año en apuestas deportivas. Hay una denuncia sobre la mesa y corresponde a la fiscalía y a las autoridades deportivas investigar hasta el final por el bien del deporte.

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