EDITORIAL
Insoportable corrupción
El hijo mayor del expresident Pujol pasó su primera noche en la cárcel de Soto del Real, que ya aloja huéspedes tan ilustres como el expresidente madrileño Ignacio González, el expresidente de la patronal CEOE Gerardo Díaz Ferrán o el expresidente de Banesto Mario Conde. También se alojó en esta prisión durante 19 meses el extesorero del PP Luis Bárcenas y durante menos tiempo, entre octubre y noviembre de 2009, el hombre de confianza de Pujol, Lluís Prenafeta y el exconseller Macià Alavedra, implicados en el caso Pretoria.
Es todo un reflejo del nivel que ha alcanzado la corrupción en España que está salpicando a toda la clase política con un mapa de casos absolutamente vergonzoso que va desde Madrid a Valencia, con los casos Gürtel y Púnica aún pendientes, de Baleares a Murcia, donde se han visto involucrados sendos presidentes, de los ERE de Andalucía, con dos presidentes autonómicos implicados, al 3 por ciento de Catalunya todavía en fase de instrucción pero con ramificaciones que afectan al que fue partido hegemónico y donde todos los hijos del presidente histórico están imputados y el primogénito, en prisión.
Entre la supuesta élite económica el listado de corruptos aún es más patético y arranca con un exvicepresidente del Gobierno, sigue con el que presidió la patronal e incluye a exdirigentes de cajas y bancos y ni siquiera se salva la familia real, que ha visto como un yerno del anterior rey ha sido condenado por la Audiencia de Palma y solo ha podido eludir la prisión con una interpretación generosa del derecho a la espera de que se tramite su recurso. Hemos llegado a unos niveles de corrupción absolutamente vergonzosos y lo único sorprendente es la paciencia de los ciudadanos que han padecido los estragos de la crisis mientras políticos sin escrúpulos se enriquecían y los dirigentes se amparaban en la verborrea de siempre de tolerancia cero ante la corrupción y medidas para erradicarla que se están mostrando absolutamente ineficaces.
Evidentemente, no todos son iguales y tiene más responsabilidad quien tiene más poder y acumula más dirigentes imputados, pero no se puede permanecer impasible mientras trascienden filtraciones sobre avisos a los presuntos implicados o mensajes entre un ministro y uno de los corruptos o se cambian fiscales a conveniencia a mitad de la investigación de un caso. O actúan rápido y contundentemente contra la corrupción o acabará con el mismo sistema.