EDITORIAL
Otro susto del catastro
El catastro es el registro dependiente del ministerio de Hacienda en el que se recogen los bienes inmuebles rústicos y urbanos con su correspondiente delimitación y sobre todo su valoración, que sirve de base para la fijación de tributos, fundamentalmente el IBI que ayuda a financiar los ayuntamientos.
Las revisiones catastrales, es decir la actualización del registro, de las edificaciones y también de su valoración, deben hacerse en teoría cada diez años, aunque los ayuntamientos también pueden solicitarlas cinco años después de la última revisión si quieren actualizar sus ingresos o la situación de su mapa municipal, y aunque la legislación prevé coeficientes reductores en manos de cada ayuntamiento para reducir el impacto, cada vez que hay una revisión se produce un auténtico terremoto en las localidades afectadas, bien porque haya discrepancias sobre las valoraciones o porque se traduce en un notable ingreso de los tributos a pagar o en la mayoría de los casos por las dos cosas.
El último susto del catastro ha llegado con el descubrimiento de diez mil nuevas viviendas en 59 municipios y lo que es más curioso, medio millar de piscinas en las comarcas de Lleida que no estaban declaradas y en consecuencia no tributaban, por lo que sus propietarios tendrán que afrontar ahora la regularización. Hay alcaldes que matizan que algunas piscinas detectadas pueden ser balsas de riego o piscinas desmontables, pero el catastro ha dado un nuevo susto a la espera de que se aclaren discrepancias sobre lo rústico y lo urbano.
División por el ‘caso Palau’
La llamativa decisión de la Generalitat de no acusar a Convergència en el caso Palau ha provocado una división sin precedentes en Junts pel Sí, que votaron hasta en tres sentidos diferentes en las resoluciones para instar al ejecutivo a formular la acusación: los diputados del PDeCAT se abstuvieron para no perder, dos independientes en una moción y tres en otra votaron en contra y los de ERC a favor de que el gobierno acusara. Justo lo contrario de lo que había decidido el gobierno del que también forma parte. A ver si el ejecutivo atiende lo aprobado en el Parlament.