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El presidente de la Generalitat, acompañado por todo su gobierno y los diputados que le avalan, anunció ayer con la ceremonia de los días históricos la fecha en que convocará el referéndum y la pregunta que planteará a los catalanes. No ha habido sorpresas: el 1 de octubre es la cita y ¿quiere que Catalunya sea un Estado independiente en forma de república? la pregunta a contestar, pero el anuncio, lejos de despejar incógnitas, abre una cuenta atrás con una nueva panoplia de interrogantes. Siguiendo las cinco preguntas clásicas del periodismo, estamos ante un hecho histórico porque el presidente de la Generalitat ha anunciado una convocatoria para votar la independencia y su decisión cuenta con el refrendo de todo el gobierno y de los diputados de su grupo y de la CUP. De momento, no hay un decreto firmado, pero algún día habrá que hacer la convocatoria y habrá que ver si Madrid es capaz de inhabilitar a todos los que la apoyen, porque de momento desconocemos el marco legal en que se celebrará el referéndum si no cabe en el español: del catalán, por construir, solo conocemos borradores posteriormente desmentidos. ¿Quiénes lo apoyan? De forma entusiasta, los diputados de Junts pel Sí y la CUP, que tienen mayoría absoluta parlamentaria pero que representan solo el 48% de los votantes. Han quedado por el camino, en la ambigüedad o en la división, los diputados de Catalunya Sí que es Pot, partidarios de un referéndum pactado y no unilateral y habrá que ver si participarán o no, en esta consulta, al igual que los Comuns y Podemos. ¿Cuándo? Está convocado para el 1 de octubre, pero Madrid insiste en que no se celebrará. ¿Cómo? Tampoco conocemos las normas del referéndum, su marco jurídico, la Junta Electoral o las garantías democráticas. La Generalitat asegura que no será una reedición del 9-N, pero no parece fácil que los partidarios del no se decidan a hacer campaña. Las razones del porqué darían para una amplia bibliografía en la que habría que analizar desde el desdén con que Madrid ha afrontado siempre la cuestión catalana a las prisas de determinados sectores del catalanismo por la independencia sin haber conseguido amplias mayorías, pero representan un fracaso de la política y del diálogo que han llevado a esta convocatoria unilateral. Ayer quedó clara la voluntad de la Generalitat, pero sigue en el aire qué hará el gobierno central y hasta dónde quiere llegar para impedir el referéndum.

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