EDITORIAL
Incendios y negligencias
Estamos viviendo un final de primavera absolutamente anómalo por las altas temperaturas que amenazan con mantenerse y convertirse en un factor de riesgo no solo para las actividades cotidianas, con escuelas convertidas en saunas y escolares en bañador como mostramos hoy, sino por el creciente peligro de incendios forestales en unos bosques de los que ha desaparecido la ganadería tradicional que hacía tareas de limpieza y con abundancia de maleza y rastrojos que pueden convertirse en el combustible más peligroso.
Los responsables de los bomberos alertaban ayer que detrás de nueve de cada diez incendios en Catalunya está la mano humana, en unos casos por negligencia y en otros con el agravante de la voluntariedad, pero con las temperaturas que padecemos y los vientos cálidos que soplan, estamos ante un riesgo altísimo que obliga por una parte a extremar las precauciones en tareas agrícolas como la cosecha y en cualquier tipo de actividad que pueda provocar chispas en sentido literal y por otro a intensificar la vigilancia para detectar cualquier brote antes de que pueda extenderse.
La tragedia que está viviendo Portugal debería ser el mejor recordatorio para evitar que algo similar pueda producirse en nuestras comarcas, pero hay que insistir en que la mayoría de los incendios son provocados por la mano del hombre y que en esta época el descuido o la negligencia no pueden utilizarse como excusa.
Treinta años de Hipercor
Ayer lunes se cumplían treinta años de la masacre de Hipercor, uno de los atentados más sangrientos de ETA, que provocó 21 muertos y más de cuarenta heridos y autoridades españolas, catalanas y vascas coincidieron en el homenaje celebrado en la Meridiana.
Todos compartieron el dolor y el homenaje a las víctimas, con autocrítica por parte de Colau y Puigdemont si las instituciones no hubieran estado a la altura y al lado de los que sufrieron el atentado, pero se mantuvieron las distancias y también las diferencias sobre la cooperación policial.
No era un acto político, pero hubo abucheos y fue evidente la falta de sintonía hasta en un acto tan emotivo.