Los escaparates de la fruta

Quien más quien menos, cuando acude a buena parte de supermercados, por suerte no a todos, ha podido apreciar que la fruta expuesta no es todo lo apetecible que debiera, y más teniendo en cuenta que la nuestra es una zona productora de primer orden.

Esta pasada semana, responsables de Unió de Pagesos denunciaron el enésimo caso de venta en una superficie comercial, en este caso en Alcarràs, de productos agrícolas como nectarinas, paraguayos, peras y cerezas en pésimo estado y de calibres ínfimos, contraviniendo normativas europeas.

Si fuera un caso aislado no pasaría nada pero resulta que más de la mitad de las inspecciones efectuadas el pasado año en hípers, súpers y tiendas de autoservicio descubrieron deficiencias en etiquetados de productos frescos y una calidad que dejaba mucho que desear.

Y lo peor de todo, de cara al consumidor, es que estas carencias no se traducen en muchos casos en precios bajos y pagamos muy por encima de lo que requerirían las características del producto, a la vez que buena parte de este dinero no llega tampoco al productor.

Es necesario, como ya indicó UP, que la Agència Catalana del Consum amplíe tanto la cantidad como la precisión de las inspecciones en los comercios para evitar la venta de productos que no reúnan las condiciones necesarias. El consumidor tiene derecho a acceder a fruta y verdura de primera calidad y más, insistimos, en una zona como Lleida, y el agricultor, a cobrar un precio justo por su producción.

Libros de texto con mucha vida

El Ampa del instituto Guindàvols, al igual que otros centros docentes de Lleida, ha organizado este pasado sábado una nueva edición del mercadillo de intercambio o venta de libros de textos usados, una iniciativa loable y que debería extenderse aún más. Y es de aplaudir porque, además de alargar la vida y utilidad de estos volúmenes, también permite a los estudiantes y a sus familias disponer de material docente en perfecto estado sin el desembolso que supondría el hecho de tener que comprarlo nuevo.