EDITORIAL
El mundo local, con los fruticultores
Una sesentena de municipios del Segrià y Noguera, agrupados en sus consells de alcaldes, y con el apoyo de otras comarcas eminentemente agrarias como Pla, d’Urgell y Les Garrigues, promueven un manifiesto de defensa de sus payeses ante la crisis de precios que atraviesa la fruta de hueso y la consiguiente amenaza que la recesión comporta para el futuro de sus plantaciones, su economía familiar y la general de estas poblaciones.
Hace bien el mundo local de hacer piña con la agricultura, base del PIB del llano de Lleida y a la que debe toda su riqueza pasada y presente. Si los municipios regados por los canales del Urgell, Pinyana, Aragón y Catalunya, Segrià Sud, Algerri-Balaguer, Garrigues Sud y el más reciente, el Segarra-Garrigues, olvidan a sus agricultores en las reiteradas depresiones que el campo ha padecido en las últimas décadas, perderán mucho más que melocotoneros o nectarinas.
Es evidente que el mercado se mueve y que los fruticultores deben adaptarse y modernizarse para ser competitivos, pero las bajas cotizaciones actuales no son fruto de sus carencias ni de falta de innovación, más bien todo lo contrario.
Los excedentes los han provocado las guerras comerciales mundiales y los intereses politicoeconómicos europeos. Por tanto, corresponde a la Comisión Europea enmendar lo que la crisis con Rusia comportó y el resto de administraciones deben presionar y compensar a estos agricultores por sus pérdidas. Porque hoy, la damnificada es la fruta pero mañana puede ser cualquier otro producto.
La ONU y Venezuela
La ONU ha denunciado esta semana el uso “generalizado y sistemático” de “fuerza excesiva” contra miles de manifestantes en Venezuela. En un duro comunicado, alerta de que las violaciones cometidas por las autoridades ante las protestas contra el régimen de Nicolás Maduro van desde detenciones arbitrarias hasta malos tratos y “tortura”.
Cualquier intento de mejora social y económica de una sociedad queda deslegitimada totalmente si quien la promueve recurre al uso de la violencia para imponerla y la deriva de Venezuela es hoy por hoy indefendible.