EDITORIAL
Por la paz y la convivencia
Cientos de miles de personas desbordaron ayer el paseo de Gràcia y el centro de Barcelona en la manifestación contra el terrorismo tras los atentados de la semana pasada. La multitudinaria marcha la encabezaba una pancarta con el lema “No tinc por”, que sostenían 75 representantes de todos los cuerpos de seguridad –Mossos, Policía Nacional, Guardia Civil y policías locales– y de emergencias y sanidad, así como de entidades ciudadanas que tuvieron un papel destacado el pasado 17 de agosto tras la barbarie yihadista de Barcelona y Cambrils que causó 15 muertos y más de 120 heridos. Pese a las consignas de las instituciones de no politizar un acto cuya única finalidad era plantar cara al terror y mostrar solidaridad con las víctimas, los barceloneses portaron todo tipo de banderas, desde senyeres a esteladas y hubo una sonora pitada al paso del Rey de España y del Gobierno español. No faltaron tampoco las banderas españolas ni la defensa de Felipe VI que hicieron algunos presentes. Pero partidismos o libertad de expresión al margen, Barcelona y Catalunya entera volvieron a demostrar al mundo que es una ciudad solidaria donde las haya en la que la diversidad y la pluralidad son un valor, en ningún caso un problema. “No tinc por” coreaban de forma reiterada durante todo el acto los manifestantes, desde niños a turistas y en diferentes idiomas. Todas las comunidades religiosas, con los catalanes musulmanes al frente, entidades cívicas, culturales y por supuesto toda la clase política, tanto catalana como del resto del Estado español y representantes internacionales, acudieron a la llamada para decir no al terrorismo y buscar un mundo mejor. Barcelona no olvidará los atentados del 17 de agosto y se alzará más fuerte que nunca tras esta desgracia para encontrar la manera colectiva de evitar que unos jóvenes nacidos aquí, con educación y trabajo, fueran arrastrados por un imán asesino a la más brutal de las radicalizaciones, secuestrando a su religión y poniendo en riesgo a miles de personas que vinieron a Catalunya para buscar un futuro mejor para sus hijos, como bien expresó por la mañana el líder musulmán de Mollerussa o la hermana de dos de los terroristas abatidos en Cambrils por la tarde. Sin miedo y sin ira, pero debemos entre todos hallar la manera de acabar con estas sectas que perturban nuestra convivencia.