EDITORIAL
Los osos en el Pirineo
El rechazo a los osos se recrudece en el Pirineo francés, donde el consejo del departamento de Ariège, limítrofe con Aran y el Pallars Sobirà, ha exigido al Gobierno galo retirar todos los ejemplares de la cordillera. El manifiesto, que se hizo público el martes tras recibir el apoyo del grupo mayoritario de 16 de los 26 electos de la asamblea, califica de “fracaso devastador” el programa de reintroducción por la presencia de osos “fuertemente depredadores que ocasionan perjuicios a la ganadería” y llega días después de que cuatro miembros del equipo de seguimiento del oso fueran recibidos con amenazas de muerte y disparos al aire cerca de la frontera, donde habían ido a verificar un ataque atribuido a un plantígrado. Esta crispación en Francia coincide con un repunte también de las críticas por la gestión de la población de osos en el Pirineo leridano. Veintiún años después de la llegada del primer ejemplar, tanto Aran como el Sobirà tienen motivos para mostrarse críticos. La necesaria cohabitación entre estos animales y la actividad humana no puede ir nunca en detrimento del progreso de los territorios de montaña. Por tanto, si la Generalitat quiere evitar situaciones similares a las del sur de Francia, hará bien en, además de pagar puntualmente los ataques a rebaños, profundizar en cómo evitar los daños antes de que se produzcan. Rajoy, ni sabe ni contesta“Álvaro Lapuerta y Luis Bárcenas llevaban la caja B del Partido según el juez. ¿Le suenan de algo, señor Rajoy?” La pregunta de la portavoz del PSOE en el Congreso, Margarita Robles, se producía tras la comparecencia del presidente en el Congreso de apenas media hora, en la que justificó su negativa a dimitir por el asunto de la financiación ilegal de su partido pese a la insistencia de la oposición. Rajoy ni mencionó al caso y ni siquiera dijo la palabra Gürtel. Muy al estilo del presidente del Gobierno, lo que no le gusta, no existe. Poco edificante para una comparecencia más que necesaria y para una lacra, la corrupción, que ni Venezuela ni el proceso catalán lograrán tapar. Una oportunidad más perdida para Mariano Rajoy.