EDITORIAL
A una semana del 1-O
Queda una semana para la cita y la escalada de tensión entre Madrid y la Generalitat sigue in crescendo con las dos partes dispuestas a impedir el referéndum unos y a celebrarlo como puedan los otros. El gobierno central confirmaba ayer lo que era un secreto a voces, el envío de más policías y más guardias civiles a Catalunya en lo que puede ser un primer paso para asumir funciones de los Mossos y evidentemente para impedir el referéndum, y desde Fiscalía se anunciaban querellas por sedición que como no pueden imputarse a todos los manifestantes se dirigirían a Òmnium Cultural y la ANC, que ya vaciaban sus sedes temiendo posibles registros, o a los promotores de las movilizaciones. Siguen pensando que el Código Penal puede arreglar un problema político y se agarran al artículo 544 que considera “reos de sedición a los que se alcen pública y tumultuariamente para impedir por la fuerza, o fuera de las vías legales, la aplicación de las leyes o a cualquier autoridad, corporación oficial o funcionario público, el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos o de las resoluciones administrativas o judiciales”. Palabras mayores porque estamos hablando de penas que pueden ir de ocho años hasta los 15 en casos de personas con autoridad. Pero no parece que estas amenazas vayan a arredrar a los partidarios de la independencia porque desde la Generalitat se mantiene la convocatoria con la difusión de los lugares de votación desde la cuenta del president y el mantenimiento de las movilizaciones en un clima que a buen seguro continuará hasta el día 1 en una campaña más atípica que nunca y en la que ya surgen llamamientos para celebrar una huelga general. Ha quedado tocada la logística del 1-O y ayer mismo tuvo que renunciar la sindicatura electoral, que tenía que velar por la pureza y transparencia del proceso, para esquivar las multas diarias impuestas por el Tribunal Constitucional, y ahora hay que activar otro plan encargando estas funciones a organismos internacionales o entidades cívicas. Algo muy diferente a lo previsto, pero que incluso ha ganado fuerza con las intervenciones de Madrid y que no frenará una gran movilización el día 1 y que también se utilizará para justificar el apoyo al proceso y que previsiblemente dará paso a una Declaración Unilateral de Independencia con todo lo que conlleva o en el otro supuesto una convocatoria de elecciones catalanas.