EDITORIAL
Pensar en el día siguiente
Por mucha propaganda que todos desplieguen, de la convocatoria del domingo no saldrá nada definitivo, ni siquiera algo parecido a lo que cualquiera de las dos partes tenía previsto. El primer derrotado será Rajoy, porque se ha empeñado en que no hubiera referéndum, en prohibir las urnas violentando la normativa y en frenar cualquier ejercicio del derecho a decidir y se encontrará con una movilización multitudinaria en toda Catalunya de ciudadanos que reclamarán ya no capacidad de decidir, sino independencia directamente, de catalanes indignados por su inoperancia, por no haber respondido a sus reivindicaciones y también por la torpe respuesta de los últimos días con más querellas, más policía, amenazas de detención e incluso, intervención de organismos de la Generalitat. Lo hemos repetido hasta la saciedad: un problema político no se arregla con medidas policiales o judiciales, pero en Madrid no quieren enterarse y así estamos. Pero tampoco la Generalitat conseguirá que el 1-O sea lo que había previsto, no votaremos “como siempre”, sino como se pueda, no está claro dónde se podrá votar, ni quien formará parte de las mesas, ni quien controlará el escrutinio y está claro que los partidarios del no han optado por no participar en las elecciones. Son obstáculos no achacables a sus promotores, pero que sí pueden afectar a su repercusión, aunque no hay duda que habrá una gran movilización, que probablemente servirá para justificar decisiones posteriores y esgrimirlas como un refrendo a la independencia. Pero el 2-O cada cual seguirá con la suya y la forma más transparente de conocer quién está a cada lado es convocar elecciones. Algo que nadie podrá frenar ni distorsionar.¿Pendientes de Trump?La entrevista Rajoy-Trump ha propiciado interpretaciones dispares y unos han resaltado que sería “una tontería que Catalunya se separara de España” y otros dejan la puerta abierta a que se votará y que pese a los deseos de Rajoy, hay gente que está en contra. Como se ve, estamos ante reflexiones profundas que reflejan la talla intelectual de este individuo. Lo triste es que estemos pendientes de lo que diga.