EDITORIAL
La opción de elecciones
El bien a preservar es el autogobierno de Catalunya y evitar que Madrid aplique con toda la dureza anunciada el artículo 155, que representaría un fracaso histórico y una humillación para buena parte de los catalanes. Pero las diferencias surgen con la estrategia a seguir y mientras unos proponen proclamar la República y defenderla con la desobediencia civil y la movilización ciudadana, otros barajan la posibilidad de que Puigdemont se adelante a la aplicación del 155 convocando elecciones catalanas y utilizando una prerrogativa que solo tiene el President de la Generalitat y que no ha sido derogada. El dilema fue debatido en el Consell Executiu de ayer y hay diferencias entre los independentistas con la CUP y parte de ERC alineada con la postura más radical, mientras que sectores del PDeCAT e incluso algunos consellers de ERC barajan la posibilidad de elecciones para frenar la intervención de la autonomía. Y la cuestión es qué vía puede ser más efectiva, porque tampoco está claro que Madrid pueda aplicar como ha anunciado el 155 si la mayoría de funcionarios afectados se niegan a obedecer órdenes, y porque también han surgido diferencias entre el PP y el PSOE sobre si la convocatoria de elecciones por parte de Puigdemont suspendería la aplicación del ya manoseado artículo. Entre los populares ya han surgido algunos ministros que exigen además de la convocatoria de elecciones una rectificación por parte de Puigdemont, mientras que los socialistas, por boca de su portavoz Margarita Robles, consideran que si se convocan elecciones no sería necesario recurrir al 155, en la línea de parte del PSC que se opone a la aplicación del artículo. Hay discrepancias en los dos bandos y aunque nadie tiene la certeza de que con una vía u otra se impida la intervención de la autonomía, sí parece más razonable convocar elecciones para que se pronuncie libremente el pueblo catalán, antes que abrir un escenario de confrontación en la calle que perjudicaría a todos y en el que no son descartables brotes de violencia. Además, unas elecciones convocadas y reguladas por la misma Generalitat serían la mejor expresión de la voluntad popular, una forma de referéndum irreprochable desde cualquier punto de vista y cuyos resultados podrían esgrimirse ante Europa, según los mismos, como el mejor argumento para reclamar la independencia o para exigir un nuevo marco de relaciones. Sin intervenciones ni humillaciones.