Lista unitaria o programa común

El Consell Nacional de ERC, a la que todas las encuestas sitúan desde hace tiempo como el principal partido independentista, muy por delante del PDeCAT, eludió concretar ayer una respuesta a la propuesta formulada el viernes por la antigua Convergència y por Carles Puigdemont de presentar una “gran lista de país” a las elecciones del 21 de diciembre. Esquerra acordó que para estar en una lista unitaria es necesario que sea más amplia que Junts pel Sí e incluya también a la CUP y a la facción de Podem encabezada por su actual líder Albano Dante Fachin, que con toda probabilidad acabará siendo defenestrado por la dirección estatal. Además, exige tener dentro de la lista una preeminencia que no tuvo en JxSí. Por su parte, el consejo político de la CUP decidió ayer que será la asamblea nacional la que decidirá el día 12 cómo se presenta a los comicios. Este hecho imposibilita que esta formación pueda formar parte de una coalición soberanista, porque el plazo para presentar las candidaturas en coalición ante la junta electoral acaba el próximo martes. Esto también supone una traba para el cumplimiento de una de las condiciones que pone ERC para participar en una lista unitaria independentista. Habrá que ver qué sucede finalmente, pero de momento parece más factible que los partidos soberanistas coincidan en un programa común en aspectos como la independencia o la libertad para los cargos encarcelados que en una lista única. Cárcel con escarnio personalEl trato recibido por los exconsellers en su traslado e ingreso en prisión revela hasta qué punto el “¡a por ellos!” con que cientos de personas de diversas ciudades españolas despidieron a policías y Guardias Civiles que partían hacia Catalunya antes del 1-O ha calado también en los agentes de estos cuerpos. Según ha denunciado uno de sus abogados, permanecieron esposados por la espalda durante su viaje en una furgoneta, que fue amenizado con el himno de España, y dos de ellos tuvieron que desnudarse al entrar en prisión, como se hace con delincuentes peligrosos. Un escarnio inadmisible que se suma a una decisión judicial injustificable.