EDITORIAL
Universidad y empresa
El rector de la Universitat de Lleida, Roberto Fernández, fue el protagonista de la segunda jornada de los Diàlegs al Roser que organiza SEGRE con motivo de su 35 aniversario para explicar su visión sobre la formación universitaria del futuro. Fiel a su trayectoria humanística destacó que las claves siguen pasando por una buena clase, la calidad de los docentes y por la investigación, y en esta línea destacó que la UdL está muy bien posicionada en todos los rankings, que ofrece prácticas a todos sus estudiantes, que es pionera en la formación dual, que funciona sin déficit pese a los drásticos recortes a su financiación y que es un motor económico no solo para la ciudad, sino también para su territorio de influencia. Las cifras son elocuentes y basta con reseñar que tiene matriculados más de diez mil estudiantes y una plantilla de más de mil docentes e investigadores, 524 trabajadores en administración y servicios y 607 contratados de investigación. No hay ninguna empresa en Lleida que se acerque a estas cifras y genere un movimiento económico similar y sobre todo que tenga el potencial de transferencia de conocimientos y de investigación aplicada a las empresas. Y pese a estas enormes posibilidades, el rector admitió que a Lleida, pese al respaldo del alcalde Ros en el proyecto, le cuesta asumir el rol de ciudad universitaria que distingue a otras capitales como Salamanca, Alcalá o Granada con una idiosincrasia inseparable de su universidad. Es un reto para el futuro y una asignatura pendiente, junto a la implicación de las empresas, tema en el que el rector se sinceró admitiendo que no habían conseguido la participación o el mecenazgo de los empresarios leridanos, refiriéndose al caso concreto de Veterinaria, que se ha podido implantar gracias a la colaboración de instituciones como la Diputación, y comentando con sana envidia la situación de otras universidades vecinas que cuentan con el patrocinio de grandes empresas o de sectores concretos ubicados en su zona. El rector admitió que con los presidentes del Consell Social habían cogido el maletín para ir a vender el proyecto universitario con poco éxito hasta el momento, pero por duro que sea el camino hay que seguir picando piedra y trasladando al mundo empresarial que necesitan una universidad dinámica e innovadora para mejorar su funcionamiento. Y la Universidad tiene que ofrecer estos servicios porque su futuro es indisoluble.