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Si hay un sector que padece los embates de informaciones poco contrastadas, o a veces interesadas, en medios de comunicación de amplias audiencias y que sufre en su cuenta de resultados, en sus precios y en el consumo el impacto de reportajes que juegan con imágenes escandalosas es el ganadero, de especial implantación en nuestras comarcas. Padecimos hace unos años las epidemias de peste porcina, que aunque no afectaran al consumo humano castigaron duramente el sector leridano por falta de eficacia en su control y una política comunitaria que multiplicó los daños, después llegó el caso de las “vacas locas” y los damnificados, sin tener la menor responsabilidad en las enfermedades detectadas fundamentalmente en Inglaterra, fueron los ganaderos de vacuno y el consumo de ternera, y luego aún cabe recordar los episodios de gripe aviar, con amplísimo eco en algunos gobiernos y medios, que repercutieron en el sector avícola y el consumo de sus derivados. Ahora, ha vuelto a ser el sector porcino quien se siente agredido y perjudicado por un reportaje de Jordi Évole, difundido el domingo en La Sexta que mostraba una granja con cerdos desnutridos, enfermos y hacinados, y también las quejas de unos trabajadores en un matadero de Vic por la explotación laboral. El sector se ha indignado y los ganaderos leridanos que cortaron el tráfico en Ponts el pasado miércoles calificaron el reportaje de despropósito, al igual que las organizaciones ganaderas, veterinarias y las mismas administraciones, y el error de Évole, que con tanta brillantez ha desarrollado el periodismo de investigación, es confundir una parte minoritaria con el todo. Las imágenes que difundió corresponden a lo que llaman un “lazareto”, una granja para animales con malformaciones o enfermedades de nacimiento, cuya evolución es controlada para su sacrificio animal y que nunca entran en la cadena alimentaria. Así lo han certificado veterinarios y la misma empresa afectada y es muy injusto generalizar en las críticas porque por ejemplo los porcicultores leridanos han invertido 70 millones de euros en la mejora del bienestar animal desde que entró en vigor la nueva normativa comunitaria en 2014 y Évole hubiera podido ampliar el espectro mostrando imágenes de algunas de las muchas granjas modélicas que hay en Lleida. Y sobre los bajos salarios denunciados, desgraciadamente el caso se da en muchos sectores.

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