Salarios y recuperación económica

Los secretarios generales de UGT y CCOO y todos los cuadros sindicales leridanos, catalanes y españoles saben que estamos en un momento de especial trascendencia en el que la mayoría social de este país está saliendo de la psicosis de la crisis y se está movilizando. Los sindicatos no tienen ya en exclusiva el liderazgo de la calle y pensionistas, mujeres y estudiantes, al margen de las masivas manifestaciones políticas soberanistas en Catalunya, han plantado cara al Gobierno central y a los jueces y son el estandarte en el que otros muchos colectivos se apoyan o imitan. Sabedores de esta pérdida de protagonismo y envueltos en la polémica del papel que han jugado o deberían jugar para el necesario diálogo entre los independentistas catalanes y los poderes del Estado, los sindicatos mayoritarios se manifestaron ayer en unas 70 ciudades españolas advirtiendo al Ejecutivo y a las patronales que las condiciones laborales que quedaron mermadas por las crisis y la reforma deben recuperarse. Son muchas las cicatrices que la década del retroceso económico ha dejado en el mundo laboral y ha llegado el momento de retomar la senda del bienestar. Y esta mejora de las condiciones del trabajo y de los salarios no solo es de justicia, al igual que acabar con la brecha salarial para las mujeres y frenar el alarmante paro juvenil, sino que es la única forma de que todos los sectores económicos se recuperen. Con los salarios de hace una década, como publicó ayer este diario, sin conciliación laboral para los padres y madres, con pensiones pírricas o con una precariedad alarmante, difícilmente mejorará el poder adquisitivo indispensable para que el conjunto de la economía progrese, desde el comercio a la investigación y las pequeñas y medianas empresas.

En cuanto a las particularidades de Lleida, los sindicatos reclamaron ayer que se aseguren las condiciones de vida y los sueldos de los temporeros, indispensables para la recogida de la fruta en un sector vital para Ponent; aclarar y acabar con los falsos autónomos, lo que podría afectar a unos 3.000 trabajadores de las cárnicas, o las cotizaciones de las mujeres que deben potenciarse para que luego sus pensiones no sean un 38% más bajas que las de los hombres. Muchos retos que los sindicatos deben abordar con nuevos y más efectivos métodos.