EDITORIAL
Escandalosa segregación escolar
La vertiginosa sucesión de acontecimientos políticos vinculados al proceso soberanista en los últimos seis años ha provocado que en muchas ocasiones pasen desapercibidas cuestiones que afectan de forma fundamental al presente y futuro de la sociedad catalana. Una de ellas es la segregación escolar, con una serie de colegios públicos que escolarizan al grueso de los alumnos de origen extranjero, mientras que el resto –entre ellos la mayoría de los privados concertados– acogen a un volumen residual. Tal como dábamos cuenta ayer, Lleida ciudad es un ejemplo de esta situación, hasta el punto que el consejo escolar municipal ha creado una comisión para proponer medidas que permitan un reparto más equitativo. Hay que abordar este asunto partiendo de la base que no es estrictamente educativo, sino social. La escuela no solo es el ámbito donde se adquieren conocimientos básicos para la vida, sino que es un instrumento básico para la integración, para que los niños aprendan a convivir diariamente con otros de distinto origen, etnia o clase social. Pero la realidad es que hay una segregación escolar que se remonta a principios de siglo, por lo que tenemos una generación de adolescentes en la que muchos “autóctonos” apenas han convivido con los originarios de otros países, ni viceversa. Un déficit de integración del que acabaremos sufriendo las consecuencias. Confrontación permanente El Gobierno central optó ayer por mantener la aplicación del 155, tal como ya apuntó horas después de que Quim Torra nombrara a su nuevo Govern. Con el apoyo del PSOE y Cs, argumenta que la inclusión de dos consellers presos y otros dos que se han exiliado es inaceptable. Sin embargo, es llamativo que un Gobierno que siempre ha hecho gala de escudarse en lo que digan los jueces vete de entrada una decisión política de Torra en lugar de tramitarla y recurrirla por vía judicial si entiende que está incurriendo en una ilegalidad. Esta cerrazón de Madrid y el hecho de que Puigdemont haya impuesto su línea frente al Govern efectivo que propugnaba ERC hace imposible salir del escenario de confrontación permanente.