EDITORIAL
Mundo rural y progreso
Lleida es la capital de la Catalunya agraria y pese a que en extensión es la más grande, concentra el mayor número de núcleos rurales de menor población. La demografía negativa en estos pueblos, –en los 20 municipios con menos habitantes de Ponent apenas han nacido 108 niños en los últimos diez años–, es uno de sus mayores problemas, así como las deficientes comunicaciones y la necesidad de desplazarse para trabajar en todo aquello que no tenga como base el sector primario. La gran mayoría de los vecinos, aunque son conscientes de las dificultades que entraña la carencia de muchos servicios, valoran la tranquilidad y la solidaridad como un bien mayor al que no quieren renunciar. Y es que el sector primario de Lleida, además de contribuir de una forma importante al PIB y al progreso, es fundamental para las industrias agroalimentarias y ganaderas, de las que Lleida es líder. Además, la tecnología y la innovación han cambiado tanto el panorama agroganadero que hoy en día las explotaciones no tienen nada que envidiar a los más sofisticados sistemas productivos de otros motores económicos. Por eso sorprende que un destacado líder político como el portavoz del PSC del ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, desprecie el sector agrario hasta el punto de asegurar que se preocupó mucho cuando los tractores entraron en Barcelona, mientras una editorial anunciaba que se iría a Madrid. El mundo rural es imprescindible para el reequilibrio territorial de las propias ciudades, contribuyen como pocos al progreso del país y frenan la desaceleración económica en tiempos de crisis. Además, equiparar campo a ignorancia y ciudad a cosmopolitismo y cultura, al margen de ser mentira, muestra una gran desinformación de la realidad. La migración que no cesa Un total de 769 inmigrantes fueron rescatados ayer en Andalucía y Canarias, evidenciando que el problema de la migración requiere un esfuerzo mucho mayor y urgente del que está haciendo la Unión Europea. Más de 68 millones de personas desplazadas por el mundo es una realidad a la que no podemos dar la espalda.