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La patronal y los sindicatos han llegado a un principio de acuerdo para el denominado Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, que será el cuarto que se firme y debe marcar las directrices de los convenios sectoriales y de empresa para el periodo que va de 2018 a 2020 que afectan a unos diez millones de trabajadores. Es una buena noticia que haya acuerdo entre los agentes sociales y más aún que marque una recuperación salarial con un salario mínimo en 2020 de mil euros mensuales en catorce pagas con aumentos en torno al 2 por ciento, con un 1 por ciento de variables en función de la productividad y el absentismo en cada sector o cada empresa. Estamos hablando de un cambio significativo porque el salario mínimo interprofesional fijado para 2018 es de 735 euros y porque cerca de la mitad de los trabajadores sigue siendo mileurista o continúa por debajo de este salario. Pero además es una cuestión de justicia porque la crisis se ha cebado especialmente con los más desfavorecidos con una pérdida de poder adquisitivo de asalariados y funcionarios que llegó hasta el diez por ciento en 2014 desde el inicio de la crisis y que después, pese a la supuesta recuperación económica, tampoco se ha plasmado en una subida salarial.

De hecho, en los últimos tres años pese a que el Producto Interior Bruto ha subido el tres por ciento y que para este año hay un previsión de crecimiento del 2,5, no se ha traducido en una mejora en los sueldos, ya que en este ejercicio el salario ha seguido bajando una décima hasta convertir a España en el país en que los trabajadores han perdido más poder adquisitivo con la crisis. Y al margen de la justicia de esta recuperación salarial hay un componente macroeconómico que también avala este acuerdo y es que con mejores salarios se reactiva el consumo interno, elemento imprescindible para la salida de la crisis, y también se aumentarán las cotizaciones a la Seguridad Social que necesitan más aportaciones para mantener su precario equilibrio, justamente ahora que se ha alcanzado el récord en el pago de pensiones. La recuperación económica que hasta ahora se ha centrado en las magnitudes macroeconómicas y en las empresas del Ibex tiene que trasladarse también a los que hasta ahora han sido más perjudicados y los que tiran de la economía, los trabajadores.

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