Un gesto a valorar

El traslado de seis de los nueve políticos catalanes encarcelados en prisiones madrileñas empezó ayer y se completará esta misma semana, en la que estos dirigentes independentistas ya estarán en centros catalanes, en Lledoners los hombres y en Figueres las mujeres. Para unos, es un gesto de cara a la galería y totalmente insuficiente porque los presos deberían estar en libertad, para otros es el pago a los votos de la investidura de Sánchez y para muchos es una decisión razonable que tendría que haberse tomado antes y que debería servir para rebajar las tensiones y para crear un clima más propenso al diálogo. Aquí hemos dejado escrito que la prisión preventiva para los políticos catalanes era una barbaridad que debía corregirse y que parecía más una venganza que un acto de justicia, también hemos reiterado que la calificación de los hechos como rebelión será difícilmente probable en un tribunal como ya ha sucedido cuando se ha visto ante jueces europeos, pero desde un punto de vista procesal podía entenderse que el juez quisiera tener a los presos en cárceles madrileñas para acabar de instruir el sumario, y una vez concluido lo razonable, si no se decretaba su libertad hasta que se celebrara el juicio, era el acercamiento a centros próximos a sus lugares de residencia. Es lo que marca la normativa de instituciones penitenciarias y lo que se hace con otros reclusos, pero hay que destacar que el gobierno de Rajoy no hubiera tomado en ningún caso esta decisión y que su partido ya la está criticando, mientras que el gobierno de Sánchez la ha tomado en cuanto ha podido. Y también hay que valorarlo. Fracaso sin paliativosNi los más optimistas esperaban una gran actuación después del sainete vivido en la selección española con cambio de entrenador horas antes del debut, pero el papel del combinado español en el Mundial de Moscú solo puede calificarse como fracaso sin paliativos. Ha jugado contra rivales de segunda fila como Portugal, Iran, Marruecos o Rusia y no ha hecho ningún buen partido, cerrando el ciclo glorioso de una generación que se despidió con más pena que gloria. Urge la renovación.