EDITORIAL
El color del verano
El gran éxito televisivo de Antonio Mercero pintó de azul el verano en 1981. Eran los tiempos en los que estudiantes de toda la península se daban cita en las comarcas del llano de Lleida para ganar un dinero extra con la fruta. Eran los hippies, en terminología de la época.
Apenas diez años después, los cambios sociales, económicos y políticos vividos en nuestro país cambiaron el color del verano. Llegaron los primeros temporeros del África subsahariana y, posteriormente, del Magreb. No fue fácil para nadie, pero quedan muy lejos los años de tensión social porque los pueblos del Baix Segre estaban literalmente desbordados, con centenares de personas durmiendo en la calle y sin trabajo. Se hicieron los deberes: se crearon albergues municipales, los payeses se vieron obligados a ofrecer alojamiento a sus trabajadores, se aumentó la inspección laboral, que crujía a los –cada vez menos– que se saltaban las normas...
Veinte años después de este logro, hay temporeros sin trabajo durmiendo al raso en la capital. Culpar a los agricultores o a una institución en concreto de esta lamentable situación es simplificar un problema complejo que debería ser una prioridad para todos los agentes implicados y que tendría que quedarse al margen del debate político. Se impone el consenso para que el de 2018 sea el último verano en el que haya personas durmiendo en la calle porque no tengan ningún otro lugar al que acudir. Personas vulnerables, en muchos casos sin papeles, que se encuentran lejos de su casa y que, a menudo, ni siquiera dominan el idioma. Pero, sobre todo, personas. Sin más.
Una gran despensa
Las comarcas de Lleida aportan 8 de cada 100 euros de superávit comercial agroalimentario del Estado. Las exportaciones en este sector superaron los mil trescientos millones de euros. La fruta, el aceite y la carne lideran las ventas de productos en el exterior, sobre todo en la Unión Europea, el principal cliente. El sector primario sigue siendo el gran motor económico de la demarcación. Las distintas administraciones deben tomar buena nota.