EDITORIAL
Más muertes de ciclistas
Dos ciclistas fallecieron ayer al ser atropellados en torno a las ocho de la mañana por un vehículo que invadió su carril, y que circulaba en dirección contraria, mientras transitaban por el kilómetro ocho de la carretera T-310, en Montbrió del Camp, Tarragona. El conductor del turismo, de 18 años y vecino de Reus, fue detenido horas después y dio positivo en el control de drogas, por lo que quedó bajo arresto por delitos de homicidio por imprudencia y conducción bajo los efectos de sustancias estupefacientes.
Los ciclistas, de unos sesenta años, eran vecinos de Riudoms, localidad cercana a Montbrió. Las circunstancias del accidente son muy parecidas a las que la mañana del 6 de septiembre de 2015 costaron la vida a dos ciclistas de Seròs y por las cuales esta semana la Audiencia de Lleida ratificó la condena de cinco años y medio de prisión para el vecino de Aitona causante del atropello.
Las dos víctimas de ayer son las primeras de este año de ciclistas en las carreteras, pero el año pasado murieron en Catalunya 11 personas arrolladas por vehículos. Las reacciones no se han hecho esperar y ya son varios los clubes de aficionados a las dos ruedas que piden medidas urgentes, tanto para dar más seguridad a estos deportistas, como penas mas drásticas en los demostrados homicidios por negligencias.
Sin duda no les falta razón, salir un domingo por la mañana a hacer deporte con un grupo de amigos y no volver a casa por culpa de personas sin ningún escrúpulo, ni cívico ni moral, que conducen bajo los efectos del alcohol o las drogas son conductas que se deben erradicar de cuajo. Las campañas de retiradas de puntos, multas y concienciación ciudadana habían conseguido recientemente un descenso importante en el número de víctimas del asfalto, pero en los últimos años vuelven a producirse repuntes y en muchos de estos fallecimientos intervienen imprudencias graves de terceros.
Ha llegado pues el momento de que tanto Trànsit en Catalunya como el ministerio competente del Gobierno central vuelvan a incidir con todas las medidas a su alcance para castigar drásticamente estas conducciones temerarias. Como decíamos ayer con los tractores, todos los accidentes no se pueden evitar, pero sí disminuir las indolencias que favorecen y agravan cualquier incidente en las carreteras.