EDITORIAL
Ante un otoño político caliente
El nuevo curso político que está a punto de empezar encamina a Catalunya hacia un nuevo otoño caliente, que vivirá su prolegómeno el martes con un discurso del president de la Generalitat, Quim Torra, en el que expondrá su hoja de ruta para el proceso soberanista, y arrancará de forma efectiva, aunque sea todavía verano, con un nuevo acto independentista masivo en la Diada que reivindicará llevar a la práctica la República Catalana. Después llegará el turno del aniversario del referéndum del 1-O y su represión policial y, más adelante, el inicio del juicio a los líderes independentistas presos. Seguro que toda esta sucesión de acontecimientos no contribuirá en nada a serenar los ánimos políticos pero, a pesar de ello, y como decíamos ayer en esta misma sección, hay que hacer un llamamiento a los dirigentes de uno y otro bando a no cerrar nunca la puerta al diálogo. Para ello será necesario que nadie se enroque en posturas irreductibles, así como también dejar de lado actuaciones partidistas que lo único que buscan es aprovechar el conflicto catalán para ganar votos. Es el momento de la política en mayúsculas, no del partidismo, si lo que se quiere realmente es buscar una salida sin vencedores ni vencidos, pero lo visto hasta ahora no invita al optimismo. Segregación escolar crónicaLa escuela pública de Lleida sigue acogiendo a un porcentaje de alumnos de origen extranjero que dobla el de la privada concertada, una diferencia casi igual que hace diez años. Este dato demuestra que las proclamas de los distintos responsables de la conselleria de Educación anunciando medidas para poner coto a la segregación escolar eran eso, solo proclamas que no han ido acompañadas de medidas efectivas. Es verdad que los padres son corresponsables de esta situación, porque eligen el centro donde escolarizan a sus hijos, pero la administración dispone de suficientes instrumentos para poder corregir este desequilibrio. No se trata solo de un problema educativo, sino social, que todavía es más importante, porque la escuela debe ser la principal vía de integración de los menores de familias migrantes.