EDITORIAL
Juegos de Invierno en el Pirineo
La Generalitat ha reactivado la candidatura olímpica del Pirineo y Barcelona para ser sede de unos Juegos Olímpicos de Invierno. El proyecto inicial, liderado por el ayuntamiento de la capital catalana, se descartó hace unos años, pero en los últimos meses, el gobierno catalán impulsa su recuperación con la supervisión del Comité Olímpico Español. De hecho, hoy mismo, el supervisor del Comité Olímpico Internacional, el suizo Gilbert Felli, inició una valoración de las infraestructuras y las comunicaciones para hacer un informe. La propuesta del Govern, a través de la secretaría general del Deporte, se centra en solicitar la sede para el año 2030, aunque no se descarta que pueda optar ya a la del 2026, cuando una candidatura europea podría tener muchas posibilidades después de dos Juegos consecutivos en Asia (Pyeongchang en 2018 y Pekín en 2022) y de que varias de las regiones europeas que aspiraban a pujar (Graz en Austria, Sion en Suiza y Milán-Cortina d’Ampezzo) hayan mostrado sus dudas de poder presentarse. Hasta ahora, el Pirineo de Lleida tenía un papel muy secundario en la candidatura de Barcelona, pero con el cambio de normativa, que posibilita que los aspirantes sean regiones sin que exista la obligación de tener una gran ciudad como cabeza de cartel, abre el abanico a que las estaciones leridanas sean también sedes, lo que sería un excelente trampolín para el esquí y el turismo en general de Aran, Alt Urgell, Alta Ribagorça, Pallars y Cerdanya. Esta modificación llega incluso al nombre, que no sería ya exclusivamente Barcelona, que tendría un papel destacado y organizaría pruebas en el Sant Jordi o el pabellón Olímpico de Badalona, sino que sería Pirineus-Barcelona. Buena noticia, pues, para la montaña de Lleida, que ganaría proyección internacional e instalaciones. Sin olvidar que infraestructuras como el aeropuerto de La Seu o la reivindicada mejora de la N-230 tendrían en unos Juegos de Invierno una oportunidad inmejorable para exigir ya las mejoras, urgentes e inaplazables en todos los sentidos, sobre todo para la seguridad de sus habitantes y visitantes. Estamos en una fase inicial y quedan muchas decisiones y protocolos por definir, pero esta vez, la candidatura, mucho más global y territorial, tiene más sentido que la anterior, ya que Barcelona es una de las capitales mejor situadas del mundo en muchos aspectos, pero los deportes de invierno no es uno de ellos.