EDITORIAL
Heroínas a la fuerza
El mundo del deporte se nutre de proezas que lo engrandecen. Ayer mismo, sin ir más lejos, Marc Màrquez volvió a hacer historia en el Gran Premio de Tailandia de MotoGP al convertirse en el primer piloto que lograba la pole tras tener que pasar por la Q1. Pero hay deportistas que cada día tienen que superar retos aún mayores sin ser noticia. No solo hay techos de cristal en los consejos de administración de las grandes empresas. Las mujeres que se dedican al deporte no solo cobran menos y reciben menos atención mediática, sino que, a menudo, su carrera se trunca cuando son madres. La fotografía de la jugadora de la Associació Lleidatana d’Handbol Irina Pop dando el pecho a su hijo Theo durante el descanso de un partido ha dado la vuelta al mundo. Compaginar maternidad y competición es poco menos que una heroicidad. La Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional denuncia que las cláusula antiembarazo, que introducen en sus contratos algunos clubes, son inconstitucionales. La presidenta de la entidad, Mar Mas, lamenta que muchas mujeres dejen el deporte después de quedarse embarazadas “porque no tienen ganas de pelearse con señores de Federaciones que viven en el Siglo XII”. La paridad queda muy lejos. Y eso que los resultados contradicen a quienes ven con recelo la maternidad en el deporte. Maialen Chourraut, afincada en La Seu d’La última gran divaUrgell