EDITORIAL
El agua tiende a recuperar su cauce
Las graves inundaciones que han asolado varias localidades del levante de la isla de Mallorca, especialmente la de Sant Llorenç des Cardassar, y que han causado 12 muertos y un niño desaparecido, se vieron agravadas por la orografía del terreno, pero también por la deficiente canalización del torrente, que desaguó gran parte de las precipitaciones caídas. Los bomberos acusaron la falta de personal en un primer momento, también de instrumental, y, más adelante, una cierta descoordinación entre los cuerpos de rescate presentes en la zona. Estas son algunas de las claves que explican la magnitud de las consecuencias del fenómeno y que pese a que ahora lo competente es ayudar a las personas que han perdido familiares o amigos, casa, enseres y todo lo que tenían en esta tragedia, cuando vuelva la calma es urgente que de una vez por todas se haga una radiografía real, tanto en las islas como en Catalunya y resto del Estado, de los miles de edificaciones que se han ido construyendo en los cauces de ríos y torrentes. En Lleida hemos tenido episodios como el de Sant Llorenç, el más reciente en una residencia de Agramunt, y a golpe de desgracias hemos ido corrigiendo errores. Sería conveniente prevenir para que otra riada no nos recuerde que el agua siempre tiende a recuperar su cauce. Presupuestos del Estado El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, firmaron el jueves en el palacio de La Moncloa el acuerdo sobre el proyecto de ley de Presupuestos para 2019, que incluye la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros y aprobar una regulación de la publicidad del juego de azar de ámbito estatal. Ambos líderes pretenden agotar la legislatura y dar un claro giro social, con la mayor subida del salario mínimo en 40 años y varias medidas que acaban definitivamente con una era de austeridad, pero sin el concurso de los nacionalistas catalanes, el vasco se presupone, las cuentas no podrán aprobarse y el PSOE deberá poner sobre la mesa, además de dinero, algo más que buenas palabras a las legítimas aspiraciones de soberanía de Catalunya.