EDITORIAL
La vía catalana es la del diálogo
El proceso catalán para conseguir la independencia de Catalunya se ha caracterizado en los últimos diez años por el civismo y pacifismo de todas y cada una de sus acciones. Millones de personas desde entonces, en especial cada 11 de septiembre, han salido a la calle para reivindicar una república más justa, igualitaria y acorde con el potencial productivo y creador de riqueza de Catalunya. El 1 de octubre del pasado año, en que se celebró un referéndum no autorizado por el Estado, fue un ejemplo de comportamiento ciudadano frente a la represión policial que dio la vuelta al mundo y pese a los procesos judiciales emprendidos desde entonces, con políticos y activistas en la cárcel o en el exilio, la invocación al diálogo y la mano tendida a pactos que puedan satisfacer a todos los catalanes se han mantenido. Por tanto, por muy legítimas que sean las aspiraciones de la mitad de los ciudadanos catalanes no es aconsejable que desde la Generalitat se invoquen o estimulen acciones o vías que puedan distorsionar el sentido común del soberanismo catalán. La vía eslovena, a la que hizo referencia el President Torra en Bruselas, acabó con un centenar de víctimas mortales y miles de heridos. Cierto es también que fue el ejército de Belgrado quien arremetió contra el pueblo esloveno cuando tras ganar un referéndum de autodeterminación, en el que participaron el 93% de los censados, con un victoria del sí del 88%, el país se independizó sin acuerdo alguno con la antigua Yugoslavia. Lo que corresponde a la Generalitat es seguir negociando con Madrid una solución y para ello la única arma a esgrimir es la de la democracia y las urnas. Cualquier otra posibilidad deslegitimaría una lucha en la que miles de catalanes llevan tiempo inmersos. Este año, sí Con la victoria de ayer el Lleida de fútbol sigue líder en solitario y tanto el juego desplegado como la mejor entrada en el campo hacen albergar esperanzas de que por fin la ciudad podrá disputar este año el ansiado play off de ascenso a la Segunda división B y dejar atrás las últimas mediocres temporadas.