SEGRE

Creado:

Actualizado:

Parece haberse convertido en una más de las tradiciones catalanas buscar referencias internacionales para trasladarlas a nuestro ámbito y si en la transición el modelo era la socialdemocracia sueca, en la reivindicación de la independencia se ha abierto el abanico y se empezó hablando de la vía báltica, luego se ha hablado de la vía escocesa, que ayer volvió a reivindicar el presidente del Parlament, y el presidente de la Generalitat ha abierto la caja de los truenos al referirse a la vía eslovena. Puede entenderse que Torra quisiera ser amable con sus anfitriones eslovenos elogiando su actuación y hasta se puede entender que lo que quiere copiar es el fin último, la independencia, y parte del método, la unilateralidad, pero en todo lo demás ha vuelto a actuar más como un activista que como presidente de la Generalitat porque hay diferencias sustanciales, tanto en el fondo como en la forma, entre Catalunya y Eslovenia. Hay una fundamental: en Eslovenia hubo una guerra, que duró diez días porque se preparaba el enfrentamiento entre Serbia y Croacia, hubo muertos, 74, y unos 300 heridos, y hubo violencia, algo que ha rechazado frontalmente el independentismo catalán hasta convertirlo en un principio fundamental de su reivindicación. Pero es que además Eslovenia tenía milicias preparadas y organizadas que causaron más bajas en el ejército yugoslavo de las que sufrieron, murieron 44 soldados yugoslavos, 18 eslovenos y 12 ciudadanos extranjeros, casi todos periodistas, además Yugoslavia no formaba parte de la OTAN, ni de la Unión Europea y su desintegración se vio favorecida por la caída del muro de Berlín y de la Unión Soviética con el rápido reconocimiento de Alemania y sobre todo en el referéndum previo se registró una participación superior al 93 por ciento con más del 95 por ciento favorable a la independencia, unos porcentajes muy alejados de los que se registran en Catalunya con una sociedad dividida casi al 50 por ciento. Son tantas las diferencias entre un caso y otro que se hace difícil de entender que un presidente de la Generalitat pueda presentar como modelo a copiar una vía sangrienta que derivó en una de las guerras más cruentas de los últimos tiempos cuando hasta ahora el rechazo a cualquier forma de violencia se había convertido en signo de identidad del independentismo catalán. Si Torra prefiere estar al lado de los CDR, tal vez tendría que actuar en consecuencia.

tracking